Aunque para muchos este sea un tema tabú, casi todos en algún momento de nuestras vidas hemos tenido pensamientos suicidas.
¿Significa esto que estamos “locos” y que odiamos la vida?
No.
Los humanos atravesamos diversas situaciones que nos afectan sobremanera en lo emocional y psicológico, de modo que en ciertas circunstancias no conseguimos una alternativa menos chocante que pensar en la muerte.
Sin embargo, es importante recalcar que nuestra especie no busca la muerte en sí misma, sino que trata de evitar un sufrimiento que considera insuperable.
No es el acercamiento al suicidio, es el alejamiento del sufrimiento lo que busca en este tipo de casos.
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Hablar sobre suicidio está mal visto, pero es necesario que se haga
Hay quienes se escandalizan cuando escuchan que alguien ha estado pensando en ponerle fin a su vida.
Entonces aparecen comentarios del tipo “es que no valoras lo bonito de la vida”, “¡cómo se te ocurre si eso es pecado”!, “no sabes cuánta gente hay con ganas de vivir y tu queriendo morirte”…
Y como estos, seguramente has escuchado más.
Lamentablemente, cuando alguien dice este tipo de frases, está invalidando la preocupación del otro y distrayendo el problema de un abordaje más conveniente.
Nadie le dice al otro que su fractura de fémur no es real y que el dolor que siente tampoco, nadie le resta importancia a una situación así.
¿Por qué entonces sucede cuando alguien tiene “fracturadas” las ganas de vivir? ¿Por qué en lugar de tildar a alguien como débil de mente no se le presta la atención que merece?
Tal vez porque nos da miedo o porque algunos piensan que un pensamiento suicida no es más que una forma de llamar la atención.
Este es un error que puede resultar realmente costoso. Si bien es cierto que un suicidio puede tardar varios anuncios antes de llevarse a cabo, también lo es que puede suceder y, de hecho, muchas veces sucede.
Lo que algunos consideran una falsa alarma, casi nunca lo es.
Y mientras que alguien lo piensa, quien padece el sufrimiento no hace sino agravar su situación.
Causas y riesgo de pensamientos suicidas
Si bien no hay causas únicas para este tipo de pensamientos recurrentes, hay dos factores que inciden para que estos ocurran.
Uno de ellos es predominantemente genético y el otro es predominantemente circunstancial.
En cuanto al genético, aunque no hay cifras exactas, sí se observa una aumento del riesgo en personas que tienen familiares con antecedentes similares.
En cuanto al circunstancial, ciertos trastornos y contextos potencian su aparición.
Por ejemplo, el trastorno de depresión es el que más se asocia con la ocurrencia de pensamientos suicidas y con el suicidio.
Otras situaciones que se relacionan con los pensamientos intrusivos suicidas son:
- Ruptura de relación de pareja
- Desaprobación por parte del grupo o comunidad cercana
- Precariedad económica, pérdida del empleo (el 79% de todos los suicidios se produce en países de ingresos bajos y medianos)
- Casos de abuso sexual
- Diagnóstico de enfermedad grave
- Encarcelamiento
¿Quiénes tienen más pensamientos suicidas: los hombres o las mujeres?
Esta es una pregunta sin respuesta clara, pero lo que sí sabemos es que las tasas de suicidio, al menos a nivel general, son más altas en hombres que en mujeres.
Según datos de la OMS, cada año se suicidan alrededor de 800.000 personas.
De cada 100.000 que lo hacen, 7.5 son mujeres y 13.7 son hombres.
Si analizamos estos datos vemos que la cantidad de hombres prácticamente duplica a la de mujeres.
¿Qué hay detrás de esto?
Los factores son varios. Por una parte, el hombre tiende menos a expresar lo que siente y esto se puede convertir en una bomba de tiempo.
Lamentablemente, al hombre aun se le pide que sea “fuerte”, que no sufra, que no sienta tristeza.
Una buena parte de la sociedad equivale el malestar emocional o los trastornos a un hecho de falta de carácter.
De este modo, los hombres van menos al doctor o a cualquier especialista de la salud psicológica y cuando lo hacen, pueden llegar a sentirse avergonzados o, incluso, estigmatizados.
Por otra parte, las mujeres no solo expresan más fácilmente lo que sienten, sino que son más empáticas entre ellas.
Es más común que el hombre aconseje salidas poco ecológicas para este tipo de situaciones. En nuestra sociedad latinoamericana, una tristeza puede resolverse con una salida al bar.
Pero esa no es una solución verdadera, sino una distracción que tarde o temprano dejará al descubierto lo que pasa en el fondo.
¿Cómo lidiar con pensamientos suicidas?
Ninguna de estas sugerencias debe sustituir la pronta asistencia con un especialista de la salud mental.
Sin embargo, en un momento crítico pueden serte muy útiles a ti o a alguien de tu alrededor que tenga una situación similar.
Pide compañía de alguna persona cercana
Estar solo o sola en una circunstancia así no es una buena idea.
Hazte acompañar de una persona comprensiva que entienda por lo que estás pasando.
No tiene que ser un familiar porque cuando las relaciones de este tipo no están enmarcadas dentro del afecto es preferible que se busque apoyo en amigos.
También existen grupos de apoyo especializado o líneas telefónicas en lo que hay personas que brindan apoyo efectivo.
Consulta por las que hay en tu ciudad o país y tenlas a la mano.
Los problemas no duran para siempre
Si algo tiene la vida es que está destinada a girar en torno a ciclos. Aquello que hoy es, tarde o temprano dejará de ser.
Las situaciones preocupantes tienen también esta particularidad. La gran mayoría de ellas tiene solución, lo cual resulta un alivio para ocasiones en las que alguien se sienta desesperanzado.
Al respecto es importante no pretender que las cosas mejoren por sí solas ni decirle a alguien que así será.
El tiempo no lo cura todo. Hay procesos que, aunque dolorosos, deben ser vividos para experimentar un verdadero cambio.
Decirle a alguien que lo que está viviendo pasará y ya es un bálsamo de cortísima duración que dejará de ser útil en muy poco tiempo.
Elimina los elementos de riesgo
Entre estos se incluyen los cuchillos, hojillas, pastillas, sustancias químicas, venenos, y sí, hasta aquello que por imposible que parezca, represente peligro, por ejemplo: una soga, un trozo de vidrio, etc.
Evita el consumo de drogas
Esta “salida” puede parecer muy atractiva para algunos, pero no lo es.
El consumo de drogas no hace más que enmascarar el problema y te deja a merced de los pensamientos suicidas cuando no tengas acceso a ellas.
Además, empeoran la situación porque generan adicción, lo cual no hace más que “echarle leña al fuego”.
Presta atención a los pensamientos suicidas
Tener este tipo de pensamientos es una señal y nadie debería dejarlos pasar por alto.
Justamente por eso es que a veces escalan hasta derivar en una tragedia.
Sabemos que a muchos le asusta hablar sobre ellos. El suicidio no es un tema sencillo de abordar, pero no por ello debe ocultarse de las conversaciones que lo ameritan.
Para fomentar que alguien se exprese con libertad acerca de lo que le está pasando, se debe tener una actitud compasiva y de escucha.
Nada de juicios en los que la persona se pueda sentir ridiculizada.
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Conclusión
Si leíste este artículo hasta aquí queremos hacerte una petición especial. Ayúdanos a difundir la información que compartimos.
Por desgracia, aun hay mucho que hacer en materia de suicidio y parte de ello comienza atendiendo los pensamientos suicidas y dándoles la importancia que tienen.
Si eres tú quien está teniéndolos, no dudes en buscar ayuda profesional. Estamos convencidos de que lo que te sucede no tiene por qué ser una sentencia.
Si la persona que está teniendo los pensamientos suicidas es otra, entonces hazle saber que cuenta no solo contigo, sino con personas e instituciones que pueden ayudarla.
Acompáñala a buscar ayuda si es necesario. Alguien en esta posición tendrá dificultades para gestionar ciertos procesos porque puede sentir falta de energía o dificultad para tomar decisiones adecuadas a su caso.
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