Este es uno de los miedos clásicos en niños. Si no lo crees, basta con que recuerdes cuáles eran tus miedos de la infancia. Seguramente este aparecerá entre los primeros tres, eso si no aparece como primero.
Antes de continuar puedes sentir la tranquilidad de saber que esto es normal. No hay nada de raro en ello. Sin embargo, para muchos niños y padres termina por ser algo incómodo de asumir.
A continuación descubrirás qué es la nictofobia y cómo abordarla para deje de ser un problema.
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¿Qué es la nictofobia o el miedo a la oscuridad?
La nictofobia es el miedo exagerado a la oscuridad que puede inhabilitar a alguien para que esté en situaciones de ausencia de luz y viva una intensa ansiedad.
Suele evidenciarse en niños, pero ello no excluye a algunos adultos de sentirla y sufrirla tal como si lo vivieran en su época de infantes.
¿Cuáles son las causas de la nictofobia?
Aunque las causas específicas de la nictofobia o miedo a la oscuridad en niños no están del todo claras, son varias las hipótesis que se manejan.
La primera de ellas es que se trata de un miedo producto de nuestra naturaleza evolutiva salvaje en el que aprendimos que los depredadores salen de noche a cazar.
Por tanto, en lugar de ser un miedo específico hacia la oscuridad, lo es más bien hacia una de los peligros que aparecía en esta.
En esta época de la historia ya no hay animales depredadores que ronden nuestros hogares ni que nos acechen, por lo que resulta poco práctico sentirlo.
Otra hipótesis está relacionada con el aprendizaje que haya tenido un niño acerca del concepto oscuridad. Por ejemplo, es posible que lo haya aprendido a través de historias en las que se muestre a la oscuridad como un lugar en donde suceden los más trágicos hechos y en donde aparecen seres temibles.
Estas historias pueden ser aprendidas a través de relatos orales, películas, cuentos, etc.
Por último, el miedo a la oscuridad también pudiera estar relacionado con inseguridad personal, un autoconcepto y una autoestima frágil.
Síntomas
Aparte del evidente miedo a la oscuridad, los síntomas cambian según la persona.
Algunos de los más comunes son:
- Mostrar nervios ante la sola idea de estar en la oscuridad o ante situaciones que la sugieran.
- Evitar las salidas de noche o la estadía en lugares oscuros, aun cuando sea de día.
- Aumento del ritmo cardiaco, temblores, sudoración y cualquier otro síntoma similar que sugiera, incluso, enfermedad.
- Dormir con alguna luz encendida.
Diagnóstico de la nictofobia
El diagnóstico de esta fobia debe ser hecho por un especialista de la salud mental. Para poder hacerlo debe evaluar el contexto en el que se desenvuelve la niña o el niño y analizar el caso para generar estrategias que le permitan afrontarla.
Jamás se le debe decir al niño que tiene esta fobia sin que antes haya sido analizado por un especialista. Si se hace de ese modo, el riesgo de incurrir en un error es muy grande, por lo que el niño estaría asumiendo una fobia que tal vez no tenga. Las consecuencias serían contraproducentes para su futuro inmediato y mediato.
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Tratamiento para la nictofobia
Lo primero que debemos decir es que un tratamiento adecuado para la nictofobia o miedo a la oscuridad tiene altas tasas de éxito.
La terapia tiene como finalidad desafiar las creencias limitantes del paciente y disminuir o extinguir sus conductas disfuncionales acerca de la oscuridad.
Un dato esperanzador es que el 90% de las personas tratadas muestran una excelente respuesta en las primeras etapas del tratamiento y, solo el 10% restante, lo hace cuando este ha avanzado ya.
Una de las corrientes de la psicología que mejor funcionan en este caso es la Terapia Cognitivo Conductual y, las diversas técnicas que se pueden emplear, van desde la exposición controlada a la oscuridad.
La idea es desensibilizar al paciente para que se muestre más solvente frente al estímulo adverso, en este caso, los sitios oscuros. Otras técnicas pueden incluir las visualizaciones o algunas otras de relajación adecuadas a la edad y situación del paciente.
Todo esto, por supuesto, debe hacerse con supervisión especializada.
Conclusión acerca de miedo a la oscuridad en niños o nictofobia
El miedo a la oscuridad en los niños es un hecho común, pero cuando se vuelve una fobia se debe abordar con premura para evitar que la vida de quien la tiene se torne aun más insegura.
Aunque este tipo de hechos se suelen dejar pasar por considerarse poco importantes, es mejor tomárselo en serio y acudir con un especialista de la salud psicológica.
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