La idea de pegarle a los hijos genera controversia.
Las personas mayores que se han criado bajo este método argumentan que el mismo le sirvió para ser quiénes son hoy en día.
Es como que si la única forma de ser trabajadores, honestos y cumplidos fueran las nalgadas o el maltrato verbal.
Por otra parte, cada vez más personas diseñan y aplican estrategias de crianza no violentas.
Esta forma de criar a los hijos les evita el resentimiento de haber sido maltratado durante niños y les permite ser más reflexivos acerca de sus acciones.
No es lo mismo cometer una travesura y ser maltratado para «darse cuenta del error» que recibir una explicación bien argumentada acerca de porque ese tipo de acciones le pudiera traer consecuencias negativas.
Además de las explicaciones hay otra forma de educar sin necesidad de violencia.
Estas son nueve formas de educar a tus hijos sin pegarles.
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1. Pérdida temporal de privilegios
Cuando castigas a tus hijos debes tener claro cuál es el propósito de tal acción.
Castigarlos para someterlos es una forma de evitarles de reflexión y el posterior aprendizaje razonado que surge a partir de ella.
Al respecto, también debes tener mucho cuidado con cuáles son los privilegios verdaderos que quieres que tu hijo disfrute.
Jugar a los videojuegos, ver la televisión o comer dulces no son privilegios reales.
Un privilegio es aquel que le aporta verdadero bienestar.
Por ejemplo: practicar su deporte favorito, estar en contacto con una mascota a jugar con sus amigos son privilegios qué le aportan bienestar.
Está perdida debe estar demarcada en el tiempo y cumplirse de forma íntegra.
Si lo que le prometiste fue perder el privilegio durante 2 horas, pasado este tiempo la pérdida debe ser restituida.
Con esto demás le enseñarás el valor de cumplir las promesas.
2. Ignorar aquellas malas conductas que no representen riesgo para su integridad
Son muchas las ocasiones en las que los niños realizan acciones para llamar la atención de los padres.
En esa necesidad pudieran realizar alguna travesura para hacer que sus padres le dediquen tiempo.
Para comprender a los niños que actúan así antes es necesario aclarar que su aprendizaje se da a través de diversas formas.
Algunas de ellas son más inconscientes que otras.
Si por ejemplo niño asume que al realizar una travesura recibirá atención, no importa si es un regaño o una reprimenda, entonces la hora a pesar de que las consecuencias no sean precisamente agradables.
Su intención original, que era obtener atención, estará haciendo satisfecha.
También es importante recordar que no se les debe ignorar si la acción que están realizando atenta contra su integridad.
3. Enseñarles nuevas habilidades comportamentales
Antes de pegarle a un niño cabría hacerse la pregunta:
¿De qué forma más efectiva y respetuosa puedo enseñarle lo que quiero expresar con una nalgada?
Por ejemplo, en lugar de responder con una nalgada o con violencia a una rabieta, se puede validarse emoción para enseñarles que la rabia es natural pero que no por ello debe gritar o tirar objetos.
Por supuesto, una paternidad o maternidad responsable contempla el tiempo y la constancia con ingredientes de su fórmula para la crianza.
No se debe pretender que estas formas de educar a los hijos rinda frutos enseguida.
4. Recompensar su buen comportamiento
Un error común en la crianza de muchos padres es que su foco está centrado en penalizar los comportamientos que no están permitidos o que pueden ser mejorables.
Para revertir esta situación primera importante hacer un inventario de cuáles son las acciones en las que se va a trabajar.
También se deben dejar claro algunos conceptos como el orden, la disciplina, las horas de juego, etc.
Es frecuente que les pidamos a los niños, por ejemplo, qué ordenen su habitación, pero no les damos las premisas claras de lo que significa una habitación ordenada.
Dicho esto, de recompensas por buenos comportamientos o por el cumplimiento de sus deberes no se debe confundir con permitirles estar en contexto que pueden ser dañinos para ellos.
Tal como yo lo mencionamos, una recompensa no es permitir el consumo de bordado de comida chatarra o tiempo desmedido frente a los videojuegos.
5. Reconócele el buen comportamiento
No hace falta que lo aprendes con un objeto o un regalo cuándo cumple con sus deberes o se comporta de la forma en la que esperas que lo haga.
Elógialo y felicítalo.
Una frase como «qué buen trabajo hiciste hoy» o «me gusta cuando te comportas de esta forma» pueden ser suficientes para motivar a que la conducta se mantenga en el tiempo.
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¿Cómo educar a mis hijos sin pegarles? Conclusión
La tendencia apunta cada vez más a que la crianza debe ser respetuosa, hay que los niños lejos de sentir que viven bajo una autoridad, debe sentir que viven bajo el cobijo de unos padres amorosos dispuestos a vivir con ellos su aventura de aprendizaje.
Una crianza violenta genera la siguiente paradoja en los niños: ¿Porque está mal que yo me comporte de forma violenta y no está mal que mis padres me reprendan de esa forma?
Ser padres ameritó acto de reflexión y planificación previa, de preparación constante y de apertura al aprendizaje.
No existe un manual para ser el padre perfecto, pero mientras que el norte sea el respeto, este rol dejará una mejor huella en los padres del futuro: los niños de hoy