Aunque solamos asociar depresión con tristeza y con “mal de amores”, la realidad es que no es esto de lo que se trata.
La depresión, de hecho, es muy distinta a la tristeza porque esta última no es más que un síntoma de la primera. Ninguna equivale a la otra ni en frecuencia ni en intensidad.
Por otra parte, la depresión tampoco tiene que ver con una ruptura amorosa.
Es cierto que puede ser parte de esta, pero no tiene por qué ser así.
Una vez que entendemos esto, nos damos cuenta que la depresión puede tenerla cualquier, sin importar su edad.
Visto así, la depresión en el adulto mayor no es causa de sorpresa, pues cada vez es más común su diagnóstico, con lo que también es cada vez más factible su tratamiento.
Veamos entonces cuán frecuente es este trastorno para tener un mejor acercamiento a sus síntomas.
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¿Qué tan frecuente es la depresión en el adulto mayor?
En primera instancia, la respuesta es: más de lo que creemos.
La idea de que el adulto mayor ya lo logró todo y que por eso lo único que le afectan son “achaques” es errada.
Justamente por lo que mencionamos antes, la depresión en el adulto mayor merece gran atención, pues esta se relaciona con otras afecciones comunes a esa edad, las cuales pueden aumentar su prevalencia.
Además, existe el riesgo de que el afectado prefiera guardar silencio acerca de lo que siente, ya que considera que esto puede convertirse en una molestia.
De cualquier modo, la alarma debe servir para tomar acciones inmediatas y no para caer en fatalismos, pues la depresión en el adulto mayor es tratable.
Síntomas de depresión en el adulto mayor
Tal como ya lo mencionamos, la tristeza es parte de la depresión, pero no toda tristeza es depresión.
Para que la tristeza sea un síntoma de este trastorno, la persona debe experimentarla durante, por lo menos, dos semanas durante la mayor parte del día.
Este estado de ánimo depresivo se acompaña con una pérdida de interés en actividades que normalmente son placenteras.
Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría Geriátrica, los síntomas más evidentes de depresión en el adulto mayor son:
Dificultad para conciliar el sueño (se puede agudizar más, pues, entre mayor es la edad, menos calidad del sueño se tiene)
- Preocupaciones constantes
- Sensación de ya no ser útil o de ser una carga para su familia
- Tristeza intensa durante al menos 2 semanas
- Alteraciones notorias de peso, normalmente pérdida de este
- Lentitud para pensar y ejecutar otro tipo de acciones
- Ideas fatalistas con respecto a la salud
- Dolores que no tienen un origen reconocible, sobre todo a nivel gastrointestinal
- Aislamiento de la familia o grupo de amigos
- Problemas para concentrarse y comportamientos erráticos
Condiciones médicas y depresión
La depresión, tal como lo veremos a continuación, no surge de manera espontánea, sino que suele estar acompaña de otra condición que desencadene o empeore los síntomas.
Un especialista debe solicitar la realización de estudios específicos para conocer estos datos, pues el tratamiento del trastorno contempla al paciente como un todo, no como un ente aislado que solo necesita un fármaco para mejorar su condición.
Aquellas condiciones que contribuyen a desencadenar o a agravar la depresión en el adulto mayor son:
- Cáncer
- Mal de Parkinson
- Diabetes o condiciones previas como la resistencia a la insulina
- Demencia
- Disfunciones en la hormona tiroides
- Lupus
- Enfermedades en el corazón
- Esclerosis múltiple
¿Cuál es la interacción entre los medicamentos y la depresión en el adulto mayor?
Las interacciones de muchos medicamentos con la depresión en el adulto mayor son tan variadas como cantidad de medicamentos hay.
En tal sentido, y visto que un adulto mayor promedio puede consumir: antiinflamatorios, sedantes, medicamentos hormonales y cardiovasculares, medicamente relacionados con el cáncer, etc., lo ideal es que sea el especialista quien evalúe y determine la interacción que puede haber entre la sustancia y la depresión.
Para esto es fundamental que sus familiares o el adulto mayor notifiquen los medicamentos que consume.
Tratamiento para la depresión en el adulto mayor
Tal como sucede con cualquier persona con depresión, en el caso del adulto mayor, su condición puede necesitar de varios enfoques.
El primero de ellos consiste en una evaluación general a través de análisis de laboratorio que permitan conocer sus indicadores básicos, incluidos los hormonales.
Posteriormente, estos resultados deben ser tratados juntos al especialista tratante, preferiblemente un o una psiquiatra, quien es el indicado para abordar la situación y recetar medicamentos relacionados con la depresión en caso de que fueran necesarios.
Por supuesto, la medicación no lo es todo. Previamente se debe evaluar la relación del trastorno con alguno de los medicamentos antes mencionados o con alguna afección de salud adicional.
En todo este proceso el apoyo familiar (traslados, alimentación apropiada, higiene y cariño) es transversal, no solo para cumplir con el tratamiento sino para hacer sentir útil e importante al paciente.
El acompañamiento psicoterapéutico también es necesario e importante. Corrientes como la terapia cognitivo conductual o el posracionalismo son muy recomendadas.
Por último, pero igualmente fundamental, es la revisión y cambio en hábitos de vida. En estos se incluyen la mejora de la alimentación y los ejercicios apropiados para su edad y condición.
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Conclusión
Uno de los riesgos de la depresión es el suicido.
Lamentablemente, en los adultos mayores, este riesgo se incrementa debido a la sensación de haberse convertido en un estorbo para la familia, de haber perdido habilidades con el paso del tiempo o por la idea de haber vivido ya bastante.
De ahí la necesidad de afrontar la situación con rapidez y con el tacto necesario para no abrumar al paciente con lo que ya está sintiendo.
A su edad los síntomas pueden ser todavía más intensos, pues el cuerpo ya presenta un desgaste que le resta posibilidades de transitar la depresión con mayor aplomo.
Si tienes dentro de tu círculo a alguien que esté atravesando una situación de este tipo, actúa con prontitud.
Si conoces a alguien cercano que la esté viviendo, sugiérele que busque ayuda especializada tan pronto como sea posible.