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Procrastinación: ¿Qué es y cómo dejar de procrastinar?

Sentir que la agenda de actividades se desborda es algo muy común en estos tiempos.

La verdad es que estamos llenos de quehaceres que sobrepasan la cantidad de horas disponibles para poder ocuparse de todas.

Pero, ¿qué pasa cuando lo importante no es la cantidad de tareas o tiempo sino la disposición a realizar a una tarea?, ¿qué pasa cuando a pesar de que tengas solo una tarea por hacer las postergas hasta que llega la fecha límite?

Veamos qué es la procrastinación y todo lo que está alrededor de esta conducta que cada vez afecta a más personas.

 

¿Qué es la procrastinación?

La procrastinación tiene muchas definiciones, pero si hay una palabra que la resuma esa es “postergación”.

Alguien que procrastine es alguien que posterga, que apela a la famosa frase “en este momento no, más tarde” o a la no menos conocida “lo hago después”.

Procrastinar es dejarlo para después o, en el peor de los casos, para última hora.

La palabra procrastinación proviene del latín procrastinare, pro, adelante, y crastinus, mañana y, aunque en un principio se usaba poco en el idioma español, su empleo se ha venido popularizando en los últimos años.

Lo particular de esta conducta radica en que la organización que se tenga de las actividades por realizar no es el único factor determinante para su cumplimiento.

Muchas personas invierten tiempo, dinero y esfuerzo en la realización de agendas que nunca cumplen.

Tipos de procrastinación

Aunque la procrastinación tiene muchas formas de verse, una manera sencilla de clasificarla es según el tipo de procrastinador que alguien sea.

Procrastinador pasivo: procrastina o posterga una tarea porque le cuesta decidir. No lo hace de forma intencional, sino como una respuesta para evitar lo que tiene por hacer.

Procrastinador activo: en este caso sí hay una intencionalidad. Un procrastinador activo considera que “dejarlo todo para último momento” es algo retador que incrementa su rendimiento.

Incluso puede llegar a decir que ese es el modo en que siempre ha funcionado y que está bien.

Además de estos dos grupos principales, hay rasgos que identifican a los distintos tipos de procrastinadores que hay:

El perfeccionista, por ejemplo, retrasa la ejecución de una actividad por miedo a que el resultado no sea, según su criterio, perfecto.

En este caso, como en tantos otros, la búsqueda de la perfección no es sino un impedimento para lograr algo.

El soñador: esta tipo de procrastinador está tan ocupado en lo “maravilloso” de sus ideas que difícilmente se concentre en los detalles. Soñar en grande es positivo para muchos, pero si no se empieza ni se concretan etapas, entonces lo siguiente será la frustración.

El desafiante: su forma de llevarle la contraria a quien le indica que debe hacer una actividad específica es procrastinando.

El que funciona bajo presión: es tal vez uno de los “personajes” clásicos de la procrastinación y se suele mostrarse orgulloso de que así sea.

El exagerado: es la persona que cree que tiene muchas actividades por llevar a cabo, pero que en realidad no es así.

cómo dejar de procrastinar
Trabajar bajo presión es una excusa muy común en personas que procrastinan, pues consideran que así es como rinden mejor.

Causas de la procrastinación

Algunas causas no clínicas de la postergación en la ejecución de tareas son:

  • La idea de que hace falta tener motivación para ejecutar las tareas.
  • Subestimar las tareas y pensar que se pueden realizar fácilmente en el último momento.
  • Sobreestimar las tareas y pensar que son muy difíciles de ejecutar, lo cual crea una especie de efecto de parálisis.
  • Preferir otras actividades placenteras por encima de las que implican deber.

Los siguientes son algunos otros factores que inciden en la procrastinación.

Depresión

La depresión y los estados profundos de tristeza se relacionan con la falta de energía y disposición para actuar.

Además, como la depresión afecta la autoestima, hay quienes sienten que no pueden hacer nada porque creen que no serán buenos en ello.

Esta inseguridad retrasa el inicio y la ejecución de las actividades.

Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)

Una de los rasgos distintivos del TOC es el perfeccionismo poco saludable. En esa búsqueda de lo imposible las horas y los días se pueden pasar sin dar siquiera el primer paso.

TDAH

Las dificultades para concentrarse son otro causante de procrastinación.

Una persona con TDAH se distrae fácilmente con estímulos externos y con sus propios pensamientos.

Tales distracciones conllevan a tiempos excesivos de ejecución por incumplimiento de los objetivos, por logrables que estos sean.

 

Como evitar la procrastinación en 4 pasos

1. Reconoce que estás procrastinando

Parte de la solución del problema consiste en asumir el problema. Así que cuando asumes que estás procrastinando te permitirá pensar si la razón por la que lo estás haciendo es realmente buena.

Si no es así, tendrás mayor probabilidad de cambiar el rumbo de tus acciones en ese momento.

2. Descubre por qué estás procrastinando

Es el momento de aprovechar toda la información que te hemos compartido. Fíjate en si el hecho que te hace procrastinar es la búsqueda del “momento ideal” para comenzar o si tiene que ver con la idea de que la tarea es muy aburrida o difícil.

Una vez que asumas que estás procrastinando y que descubras el porqué, te será más fácil abordar la situación de manera efectiva.

Cuando las personas se preguntan cómo dejar de procrastinar, normalmente esperan fórmulas mágicas, pero retrasar la ejecución de tareas tiene mucho que ver con entender qué es lo que les pasa a ellos con esa tarea.

El tiempo y la procrastinacion
Un hecho común en las personas que procrastinan es el de sentir que el tiempo se le «escurre entre las manos».

3. Fija estrategias para tener un plan sobre cómo evitar la procrastinación

Comenzar por perdonarse y aceptar que has procrastinado durante una buena parte de tu vida es un primer paso. La culpa no es un buen motivador.

Posterior a esto, establece metas realizables. Muchos planes antiprocrastinación comienzan con apretadas agendas que son muy difíciles de cumplir.

Pensar en pequeños pasos es un buen camino para empezar.

Además, recompénsate cuando finalices cada etapa. Un comentario de reconocimiento, una felicitación, un descanso o un paseo son recompensas válidas que están a la mano de todos.

Algunos puntos clave que debes tomar en cuenta son:

  • Descubre los momentos del día en que mejor rendimiento tengas y úsalos a tu favor, pero no caigas en la trampa de seguir dejándolo todo para última hora.
  • Minimiza las distracciones. Esto incluye acciones como no usar el teléfono celular, cerrar conversaciones que tengas pendientes, haber comido, etc.
  • Reformula tu diálogo interno: aquello que te dices incide favorablemente o no en tu rendimiento. Frases como “es que nunca me concentro” o “es que soy un tonto o una tonta” se pueden cambiar por otras como “aunque me cuesta concentrarme, hago lo necesario para hacerlo y cumplo con mis tareas” o “tengo dificultades para concentrarme, pero eso no me hace tonto ni tonta”.

4. Empieza por aquellas tareas que consideras como difíciles

Aunque algunos prefieren lo opuesto, ir de lo difícil a lo más sencillo es un buen método para detener la procrastinación.

Algunas herramientas como la matriz de Eisenhower (famosa por categorizar aquello que es urgente y lo que es importante) te serán de mucha utilidad.

Pensar en que lo que sigue será más fácil de resolver y ejecutar es siempre un motivador para seguir con tus actividades.

Conclusión acerca de cómo dejar de procrastinar

Procrastinar es un hecho más común de lo que parece. A veces, simplemente no tenemos la disposición anímica para hacer algo y es normal que suceda.

Sin embargo, cuando esto se interpone entre tú y tus objetivos, el asunto comienza a tornarse en un problema.

La procrastinación puede ser el anuncio de alguna condición psicológica como TDAH, TOC, ansiedad o depresión.

No pases por alto lo que te sucede y, si notas que es algo que te cuesta controlar, entonces consulta con un psicólogo o una psicóloga de confianza.

No tienes por qué vivir con la angustia de no cumplir con tus tareas o actividades.

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