Todos hemos sentido que el mundo se nos viene encima, que a diario tenemos un montón de pruebas que sortear.
La ansiedad es un trastorno cada vez más común. Algunos, incluso, ya desde la propia infancia comienzan a experimentarla.
No son noticias nada alentadoras, sobre todo porque el mundo parece que cada vez tiene más retos: trabajo, facturas que pagas, familia que atender, estándares sociales que cumplir…
La lista es interminable, pero ese no es motivo suficiente como para resignarse a perder la serenidad.
Más allá de la atención psicológica oportuna, hay una serie de acciones que puedes emprender sin ayuda de nadie más. Estas sí son noticias alentadoras, ¿no?
Presta atención a estos 7 tips sencillos pero poderosos que te ayudarán a mantener la tranquilidad.
1. Convérsalo, pero si puedes, grítalo
En tus primeras etapas de la infancia era común que, si algo no te gustaba, lo expresaras abiertamente. El llanto, los gritos o las risas eran comunes en tu forma de comunicar.
Con el paso del tiempo, tus propios padres fueron “educándote” para que no gritaras y, técnicamente, estaba bien que fuera así. El problema es que nunca te dijeron que había ocasiones en las que podías (y debías) gritar.
Todo comportamiento es útil en un contexto determinado. Y cuando se trata de ansiedad, hay muchas ocasiones en las que gritar está recomendado.
Antes que todo, elige un lugar adecuado. No tienes por qué hacerlo en un ambiente en el que tengas consecuencias indeseables.
Acepta tu ansiedad y ten tu sitio de “primeros auxilios para el desahogo”.
Si es algo que quieres hacer y tienes personas a tu alrededor, si de verdad sientes que debes hacerlo, entonces avísales que es algo necesario para ti. Date el permiso de gritar, pero asegúrate de no trastocar la paz de los demás.
2. Haz ejercicio
Aunque suene archiconocido, muchas personas ignoran los beneficios de la actividad física para el control de la ansiedad.
La explicación más sencilla es que durante el ejercicio, los niveles de endorfinas aumentan, con lo que el estado anímico general mejora sustancialmente. Al inicio no será fácil que logres la cantidad de 30 minutos recomendada cada día, así que te recomendamos que no luches por apurar resultados.
La idea es que aumentes de forma progresiva, justamente, para que la ansiedad no empeore.
3. Disminuye la cafeína y sufre menos ansiedad
Los efectos del café en el sistema nervioso no hacen más que aumentar los niveles de ansiedad.
Dejar de forma definitiva el café no es una tarea sencilla, pero si disminuyes la cantidad diaria que consumes te estarás haciendo un gran favor. Quitártelo absolutamente todo puede generarte un estrés innecesario en este momento.
Hay momentos en que la moderación es la mejor opción. Este es uno de ellos.
Para que se te haga mucho más fácil, en lugar de tomar 2 tazas al día, puedes sustituir 1 por una infusión de una hierba relajante como la manzanilla.
4. Respeta tus horas de sueño
Sí, ya sabemos que el mundo de la productividad en redes sociales indica que quienes logran sus sueños pasan largos trasnochos.
Hay personas que se jactan de ello como si fuera algo sano, pero no. No lo es. De hecho, una de las funciones principales del sueño es la de reparar el cuerpo y sus procesos.
No te prives de los beneficios. Comprende que lograr cualquier meta conlleva un tiempo prudente y que si no lo respetas, estarás fomentando estrés y ansiedad. Eso sí, no te autosabotees antes de dormir. Prescinde de tu teléfono celular al menos una hora antes de irte a la cama.
5. Decir “no” puede ser muy liberador
Tu agenda está llena y, cuando la miras, te das cuenta de que muchas de esas actividades no son relevantes para ti.
¿Por qué crees que sucede? Porque le dijiste a mucha gente que sí, porque no mediste tus capacidades reales y quisiste complacer a muchos.
Querer ayudar a las personas es algo loable, pero cuando lo haces a costa de tu propio sacrificio, estás asegurando un cupón para desarrollar un trastorno de ansiedad.
El equilibrio entre ayudar a los demás y respetar tu propio tiempo o tu propio descanso es realmente frágil. No lo rompas si vas a afectar tu bienestar psicológico y tu salud general.
6. Haz tus comidas a horas específicas
Desarrollar pausas en medio de tus actividades cotidianas es un sano ejercicio antiansiedad.
Si haces un análisis de tus acciones, verás que son muchas las veces en las que postergas o saltas tus horas de comer.
La explicación científica es que cuando sometes tu cuerpo a largas horas sin comer puedes estar provocando que se libere más cortisol en sangre. La interpretación que hace tu cuerpo es que estás afrontando una época de escasez y eso va a generar mayor estrés.
Estrés y ansiedad son malos amigos. Evitar o postergar una comida puede ser inofensivo en alguna ocasión, pero si esa es la constante, entonces el efecto es negativo.
Síntomas como los temblores, el nerviosismo o el aumento en el ritmo cardíaco indican que debes hacerte cargo de tus comidas.
No solo verás resultados en lo biológico, sino que te acostumbrarás a que el momento de comer sea prácticamente sagrado, que es tuyo y que, salvo una emergencia, debe respetarse.
7. El momento es hoy
Por repetitivo que suene, en este momento solo puedes solucionar lo que tiene solución en este momento. Ni más, ni menos.
Tratar de solucionar lo que está en un largo plazo puede ser en realidad una necesidad oculta de solucionar lo que está sucediendo ahora mismo.
Pregúntate si eso que te preocupa tiene solución en este instante. Si no la tiene y quieres trabajar desde ahora mismo en ello, entonces crea un plan por etapas en el que establezcas tiempos realizables.
Conclusión acerca de la ansiedad
Prevenir y anticiparse puede ser muy positivo, aun cuando en muchos discursos motivacionales se diga lo contrario, pero es algo que debes aprender a hacer para que esta habilidad no se convierta en ansiedad.
Cuando ya sientas que la ansiedad te domina, te recomendamos que pidas ayuda profesional. Estos 7 consejos te serán de mucha utilidad, no solo hoy, sino siempre, pero no son mágicos.
Si bien es cierto que son muy efectivos y que te ayudarán a retomar tu equilibrio emocional con mayor rapidez, la idea es que te dediques la atención psicólógica necesaria.
La ansiedad puede tener su origen en diversos factores. No descartes ninguno. No siempre tiene que ver con el ámbito de la mente. También es común que haya algunos detonantes biológicos como el tipo de alimentación, desórdenes hormonales, etc.
Si te tomas en serio la ansiedad y pones en práctica estos 7 consejos, es prácticamente imposible que no retomes el equilibrio que una vez tuviste. Te lo garantizamos.