La muerte es algo que nos toca inevitablemente durante el curso de nuestra vida. Lo común es llegar a conocerla por el fallecimiento de un ser querido. Con conocerla me refiero no solamente a tener una aproximación por medio de la reflexión y el pensamiento, sino que a vivir las consecuencias de ésta, a experimentar la pérdida en nuestra propia carne. En este sentido, el suicidio es uno de los modos más crudos y violentos de encontrarse de cara a la muerte. Quien se suicida, o quien intenta hacerlo, tiene muchos motivos para tomar tal decisión, por lo que no existe una causa única que lleve a una persona a decidir terminar con su vida.
Motivos para Intentar un suicidio
El suicida, como cualquier individuo, tiene una historia personal, una familia, un contexto en el cual se desenvuelve y se encuentra a sí mismo en la interacción con otros y con el mundo. Muchas veces todos estos elementos señalados anteriormente van definiendo un modo de ser, un modo de sentirse, el cual puede caracterizarse por una tendencia o predisposición a la tristeza, la soledad y a una percepción muy negativa de sí; por otra parte, puede lo anterior existir junto a rasgos personales de impulsividad, lo cual va configurando un escenario en el cual la posibilidad del suicidio emerge con fuerza. Del mismo modo, el consumo de alcohol y otras drogas es un factor que suele estar presente entre los suicidas.
El hecho de que una persona ya haya intentado suicidarse es el indicador más significativo para poder prevenir la consecución de éste o para identificar a quienes pueden necesitar ayuda psicoterapéutica. Del mismo modo, hoy en día se observa que los adolescentes están cometiendo más suicidio que en otras épocas, por lo que resulta relevante desde el comienzo de la adolescencia, y durante todo el transcurso de la adultez, el estar atentos ante cambios abruptos del estado de ánimo o con señales que puedan dar cuenta de un riesgo suicida: mensajes con amenazas suicidas o despedidas, autolesiones o un estado de ánimo depresivo y/o eufórico durante un tiempo prolongado.
Repercusiones…
Finalmente, es necesario destacar que en cuanto al suicidio, el suicida no es el único afectado, sino que la experiencia para los familiares suele ser traumática. Esto último puede ser experimentado por la familia de diferentes maneras: con culpa, tristeza, rabia, vergüenza o miedo, y con particulares significaciones personales asociadas a estas emociones. En definitiva, lo violento de la muerte del familiar se configura como una experiencia que puede cambiar para siempre a una persona, quien también podría requerir de un proceso de psicoterapia para superar las secuelas de lo sucedido.