Mucho se habla de productividad en el trabajo, pero poco acerca de cómo potenciarla trabajando los problemas de fondo.
Un ambiente laboral tóxico causa estrago en una empresa, no solo porque la productividad se ve afectada, sino también porque la empresa es menos competitiva en comparación de aquellas en las que predomine un clima laboral más armónico.
Si tienes una empresa o formas parte de una en la que creas que hay un ambiente laboral tóxico, presta atención a estas 7 señales. Seguro que identificas alguna (o varias).
1. En cualquier ambiente laboral tóxico, la comunicación es de mala calidad
La comunicación es primordial en cualquier ámbito en donde haya un grupo de personas integrados o con intenciones de integrarse.
De hecho, las habilidades comunicativas son cada vez mejor ponderadas en las empresas porque previenen, precisamente, un ambiente laboral tóxico.
La comunicación se suele tomar como la pronunciación articulada de palabras, pero es mucho más que eso.
La comunicación es escucha activa, la comunicación escrita y hasta la corporal.
Si en la organización en la que estás se evidencian estas características:
- Comunicación fuera del horario de trabajo
- Discordancia entre los mensajes que reciben diversos integrantes del equipo
- Comunicación agresiva
- Condiciones sorpresa en los proyectos
- Hacen caso omiso a reportes reiterados de fallas
Entonces las demás señales caerán prácticamente por cascada.
2. Hay grupos de personas que monopolizan trabajos y excluyen a los demás
En una empresa integrada, la mayoría de su equipo interactúa sin la necesidad excluir a otras personas de los proyectos porque sabe que el éxito de la empresa depende, en buena medida, del trabajo en conjunto.
Este hecho genera resentimiento en los excluidos y resta margen de maniobra cuando se necesita de su ayuda para lograr los objetivos.
Además, fomenta la fuga de talento a otras empresas, pues la respuesta natural del excluido es la de irse a una en la que sí se sienta tomado en cuenta.
3. Los comportamientos escolares son notorios
En un ambiente laboral tóxico notarás que cuando alguien (cuidado si no tú) va a hacer algo tan sencillo como tomar agua, se activará un grupo de personas dispuesta a susurrarse algún comentario en tono burlón.
Son esos grupitos de “amigos” del trabajo que torpedean el trabajo de otros y que suelen contar con la anuencia de los líderes de la empresa, bien porque los apoyen directamente o porque no consideren importante tomar cartas en el asunto.
Con esto no negamos la importancia de tener amigos en el trabajo, pero sí advertimos acerca del riesgo que implica convivir en el trabajo con grupos que funcionan como amenazas para los objetivos generales.
4. El liderazgo es débil o complaciente en exceso
Los buenos equipos tienen buenos líderes. Y cuando decimos buenos, nos referimos a que estudian y se preparan para gestionar equipos, entendiendo, por supuesto, que estos están conformados con personas, cada una con sus propias particularidades y motivaciones.
Lamentablemente, el mundo del liderazgo, por más que se trate de demostrar lo contrario, aun se maneja desde dos polaridades: el líder autoritario y el líder complaciente.
Ambos se pierden de la riqueza de matices que hay en el medio.
En el caso del líder complaciente (más útil en la ficción que en el mundo real), los equipos a su cargo suelen ir a la deriva o dirigidos por liderazgos alternos que generan sus propias pautas de acción.
El resultado es que la organización marcha sin lineamientos claros y los tipos de acciones que se ejecutan son tan dispares como peligrosos para los objetivos que se planteen.
Si lo viéramos como un equipo de futbol, un liderazgo débil o complaciente cedería el poder que ostenta en uno de sus asistentes o jugadores del equipo.
¿Qué función cumpliría entonces? ¿Cómo se percibiría este liderazgo alterno? ¿A quién seguiría el equipo?
Son preguntas necesarias si este es tu caso.
5. Sobrecarga de trabajo
Los humanos tenemos necesidades básicas que atender.
Si el trabajo las obstaculiza, tarde o temprano se va a notar. El resentimiento hará su aparición y el escenario para el conflicto estará servido.
Algunas empresas generan un discurso en el que se le da valor especial a las personas que trabajan en ellas, pero ese hecho se queda en la teoría, no en la práctica.
El asunto empeora si el equipo de trabajo está muy especializado, porque la sola idea de reponer el talento humano que migra a otras empresas es de por sí poco halagüeña.
Toma en consideración que las horas de experiencia e integración al equipo son parte de un proceso que puede tardar mucho tiempo en consolidarse nuevamente.
6. Mobbing o acoso laboral en un ambiente laboral tóxico
Identificar un ambiente laboral tóxico es relativamente sencillo si se da esta variable.
Si hay acoso laboral, difícilmente no haya insatisfacción notoria por, no uno, sino varias personas del equipo.
Recuerda que el mobbing no solo afecta a quien lo sufre, sino a quienes lo presencian y prefieren guardar silencio por temor a las represalias.
7. Mal manejo de los conflictos
Las responsabilidades mal atribuidas y las soluciones dadas sin haber investigado previamente son un claro síntoma de un ambiente laboral tóxico.
En este sentido, son muchas las organizaciones que terminan afectando la relación con integrantes competentes por malos entendidos o con aquellos que tienen valores similares a los suyos porque no se dan a la tarea de investigar lo que hay detrás de un conflicto.
Además, cuando deciden negociar, aplican la estrategia de la negociación dura o el ataque a las personas que están insatisfechas.
Es pertinente recordar una de las máximas de la resolución de conflictos: duro con el problema, suave con las personas.