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Salud mental en tiempos de crisis social

La crisis social de Octubre de 2019 quedará en la memoria de todos los chilenos y chilenas. Un momento histórico que removió a millones de personas, tanto a nivel social como personal.

Si bien, cada uno vivió -y está viviendo- una experiencia singular respecto de esta crisis, resulta inevitable no verse afectado por el movimiento ciudadano que se manifestó a nivel nacional, exigiendo un cambio en todas las esferas que constituyen la vida de una persona.

Por lo tanto, este estallido social, desenmascaró todos los temas en crisis en Chile, incluido la Salud Mental. Visibilizó cómo niños, jóvenes y adultos de nuestro país están viviendo y de cómo éstos enfrentan una cotidianidad- muchas veces- difícil de sobrellevar.

Estadísticas en Salud Mental en Chile

A pesar, como se dijo anteriormente, que los distintos temas cruciales en Chile dejaron de permanecer ocultos, la verdad de la Salud Mental, es que ésta siempre ha estado en crisis.  En nuestro país, del presupuesto total, se destina un 5% a Salud y de ese porcentaje, sólo un 2% va destinado a Salud Mental (Evaluación del sistema de Salud Mental.,2014)), siendo el promedio en Latinoamérica un 6,9% (Katz, Lazcano-Ponce, Madrigal.,2017).  Además, en nuestro país, sólo disponemos de 7 psiquiatras por 100.000 habitantes, a diferencia de los países OCDE que tienen en promedio 15 especialistas para la misma cantidad de personas (Retamal.,2015). Sumado a lo anterior, somos uno de los países con mayor prevalencia en trastornos mentales. Cerca de un tercio de la población ha tenido algún trastorno psiquiátrico en su vida, y el 22% lo ha sufrido en los últimos 12 meses (Vicente, Saldivia, Pihán.,2016). Por lo tanto, existe una deuda histórica en Salud Mental de los chilenos. Esto principalmente por la falta de legislación, cobertura y acceso, que no permite resguardar y garantizar la Salud para todos y todas las chilenas.

Sumado a lo anterior, es relevante mencionar, que nuestras estadísticas también se ven influidas por factores socio-culturales. Vivimos en un país con una brecha económica y social muy grande, y en una sociedad orientada al consumo y a la inmediatez. Además, nuestra vida está teñida por largas jornadas laborales, trayectos largos hacia los trabajos y escaso tiempo para el ocio o la familia. Por esto mismo, resulta significativo considerar la Salud Mental en términos tanto sociales, económicos, como políticos, ya que las personas estamos insertas en un mundo que incluye estos distintos factores. Mi historia, mis experiencias, dónde me desenvuelvo, con quiénes comparto, son, por lo tanto, aspectos relevantes al momento de evaluar cómo uno se siente y hacia dónde uno dirige su proyecto personal.

A pesar, de que las estadísticas son desalentadoras y no están cubiertas todas las demandas y necesidades en ésta área, sí se han logrado reformas y avances para prevenir y promover una  Salud Mental digna para las personas. Se han creados dos Planes Nacionales de Salud Mental (1993 y 2000) que han orientado las distintas reformas necesarias, como también se han expandido los servicios de salud mental, con un enfoque comunitario y familiar (MINSAL.,2017). Además, en los últimos años, cada vez se habla más sobre este tema. Ya no es tabú asistir al psicólogo o tener dificultades con la propia historia y manera de emocionarse. Lo cual, ha permitido más dialogo entre las personas sobre la propia vida afectiva.

Pero, ¿Qué son las emociones?

Entendiendo que la Salud Mental, hace referencia al ámbito de las emociones, motivaciones, acciones y conductas de las personas, nadie es ajeno a este concepto, por el contrario, por el hecho de ser seres humanos, esto significa que estamos constantemente emocionados y dirigidos hacia una acción.

Por lo tanto, partiendo de la base, que por el hecho de estar vivos, sentimos, ¿qué son las emociones?

Antes de responder la pregunta, es importante destacar 2 cosas fundamentales:

  1. Estamos constantemente en relación con los otros y el mundo, en otras palabras, las personas no estamos separadas de las circunstancias.
  2. Al estar siempre en relación-con y en relación-a, la experiencia de emocionarse, siempre será un verse afectado por los otros o el contexto, es decir, la emoción sentida es ser afectado por la situación vivida.

Por lo tanto, las emociones, no son una experiencia aislada respecto a quiénes somos y lo que estamos viviendo, por el contrario, existe una correlación directa. Sin embargo, dentro de la singularidad de cada persona, su propia historia y modo de emocionarse, existen diferencias, o predisposiciones a sentir cierto rango de emociones. Esto no quiere decir, que no podamos sentir todo tipo de emociones, sino más bien, que debido a nuestras experiencias significativas recurrentes, se van sedimentando maneras prevalentes de emocionarse y por ende, de encontrar la estabilidad. Giampiero Arciero, psiquiatra italiano, y creador de la corriente Posracionalista Fenomenológica-Hermeneútica, establece dos maneras más prevalentes de estar orientado o estar inclinado hacia el mundo y los otros. Lo que a su vez, definiría dos maneras en que las personas estarían más predispuestas a encontrarse emocionalmente ante situaciones significativas.

  • Inclinación centrada en el cuerpo: esta manera de estar orientado más hacia el cuerpo, se da en personas que están más atentas a los cambios de los estados corporales, por ejemplo, a las palpitaciones del corazón, o la intensidad de la respiración. En general, este estilo de personalidad, tiende a sentir más emociones básicas (alegría, rabia, miedo, pena), debido a que están referidos a percibir cualquier cambio a nivel corporal, como un cambio en el estado emocional. El poder mantener el cuerpo sin alteraciones, permite a aquellos que se orientan más desde el cuerpo, a encontrar la estabilidad y la familiaridad.
  • Inclinación centrada en el contexto:por el contrario, esta manera de estar orientado más hacia el contexto, se da en personas que ponen más la atención a lo que pasa “afuera”, es decir, hacia la mirada del otro o algún referente abstracto como sería la religión o la ciencia. Son personas entonces, que tienden a sentir más emociones no-básicas (vergüenza, confusión, vacío), ya que a diferencia del tipo anterior, están referidos a un marco de referencia externo, (ya sea una persona o un marco abstracto). Por ejemplo, la validación o aprobación de un otro, permitiría la propia estabilidad y familiaridad con uno mismo y las distintas situaciones significativas.

Por lo tanto, para complementar lo ya dicho y poder responder la pregunta sobre qué son las emociones, Greenberg, en su libro, Trabajar con las emociones en Psicoterapia (2000), establece que las emociones son fundamentalmente adaptativas (Greenberg.,p.29), esto quiere decir, que las emociones nos han permitido evolutivamente desenvolvernos en el mundo y constituir nuestra identidad. Por lo tanto, las emociones serían experiencias conscientes, las cuales darían significado a nuestra propia experiencia. (Greenberg.,2000)

Estrategias para enfrentar la incertumbre tras la crisis social

Tomando en cuenta lo dicho anteriormente, se pueden establecer ciertas estrategias que nos ayudarían en momentos de crisis. Sobretodo, en los tiempos actuales, que están marcados de incertidumbre y angustia. Pero antes de mencionar estas distintas estrategias, resulta relevante mencionar, que –en momentos de crisis- , es absolutamente esperable sentirse abrumado o sentir que las cosas cuestan más.

  1. En primer lugar, resulta importante reconocer y validar las distintas emociones que sentimos en determinados momentos (por ejemplo, rabía, ºpena, angustia, confusión), ya que al identificarlas, uno le pone nombre a una experiencia que sólo se reconocía, previamente en el cuerpo.
  2. En segundo lugar, vinculado con lo anterior, compartir esas emociones, como también pensamientosque puedan surgir en momentos de crisis. Esto, debido a que al expresar y manifestarle a otros mis inquietudes, podrá aliviar, -momentáneamente-, aquellas emociones y dudas. Además, el hecho de compartir con los otros lo que me pasa, posibilita la contención y comprensión, respecto de lo que estoy sintiendo.
  3. En tercer lugar, tomando en consideración, que vivimos en un mundo globalizado, e interconectado en todo momento, poder desconectarse de las redes sociales y otros medios de comunicación– aunque sea a ratos- también podrá dar un descanso a ciertas emociones y tensiones que pudiesen estar interfiriendo en la vida de una persona.
  4. En cuarto lugar, y teniendo en cuenta, que en momentos de crisis, la incertidumbre está presente, resulta importanteenfocarse en las cosas en las cuales sí uno tiene control o que tiene certeza – en el momento actual- que cuenta con ello.
  5. Y en quinto y último lugar, si las emociones o pensamientos se hacen recurrentes e interfieren con la cotidianidad, a tal punto, que afecta el sueño, el apetito, las conductas y el ánimo, es fundamental pedir ayudar externa.

Autor: María José Peralta

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