Cuando nos encontramos ante una crisis, conflicto o problema, no hay dudas que puede ser todo un desafío, pero al momento en que obtenemos la fuerza y voluntad necesaria para seguir, y encontramos las diferentes alternativas para resolverlo o superarlo positivamente, estamos convirtiéndonos en seres resilientes.
¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia es un concepto utilizado en la psicología, el cual representa la capacidad adaptativa que puede tener el ser humano para enfrentar situaciones adversas o negativas, permitiéndole tener una visión más positiva a lo largo de su vida.
Si bien la flexibilidad, voluntad, perseverancia, motivación y adaptación, son uno de los rasgos que puede presentar un individuo resiliente, pero a su vez la resiliencia pone a prueba la mente y la habilidad para sobreponerse ante las circunstancias, creando un proceso de crecimiento y desarrollo del potencial como individuo.
¿Ya habías escuchado antes sobre esta terminología? ¿Te consideras resiliente? Conoce las características y mecanismos para adoptar esta cualidad.
Características de una persona que actúa con resiliencia
- Hay una mayor conciencia de su propia realidad, es decir, conoce lo que puede ser capaz de hacer y sus limitaciones.
- Utiliza la creatividad para transformar momentos dolorosos en algo totalmente hermoso o útil para su vida.
- Confía en sí mismo.
- Es flexible.
- Es empático y sociable con su entorno.
- Las dificultades son observadas como una oportunidad de aprendizaje.
- Mantiene pensamientos objetivos ante lo que le rodea.
- Hay un mayor control de las emociones, no de las situaciones.
- Acepta o busca ayuda cuando lo necesita.
- Mantiene una total tolerancia a la frustración o incertidumbre.
Es importante destacar que esta cualidad no es innata, por lo que su desarrollo se logra mediante ciertas prácticas o hábitos fundamentales que se crean mediante la consideración de los puntos anteriores, por tanto la resiliencia no se origina sólo por los aspectos genéticos o biológicos, al tener un carácter más asertivo o tener un modelo a seguir que muestra una postura más positiva ante la vida.
Por su parte, la resiliencia posee diversas particularidades, es decir que se puede presentar en diferentes momentos de la vida, clasificándolo en:
- Resiliente social: Pose actitudes y competencias sociales consideradas como adecuadas o correctas.
- Resiliencia escolar: Logra adaptarse adecuadamente a los diversos cambios que pueda afrontar en ámbito educativo
- Resilienca emocional: Las situaciones de estrés o ansiedad no le afectan gracias a su bienestar psicológico.
Sin embargo, en líneas generales, la resiliencia es capaz de desarrollarse mediante la inclusión de cinco pilares fundamentales:
- Resistencia: El momento crítico en el que se afronta el conflicto
- Preparación: Disminuye los daños colaterales que pueda producir una crisis, como la depresión, ansiedad o estrés.
- Recuperación: Regresa al estado emocional que mantenía antes de su crisis.
- Adaptación: Logra responder positivamente ante situaciones complejas, al contar con la experiencia necesaria para canalizar el problema.
- Transformación: Posee las habilidades que le permitirán superar cualquier tipo de adversidad que se le presente.
La resiliencia una cualidad de crecimiento y desarrollo personal
La vida misma claramente tiene sus diferentes pruebas a lo largo de ella, pero al asumir una actitud resiliente, todo es más llevadero, disminuyendo incluso las posibilidades de desarrollar algún trastorno psicológico, permitiendo a su vez alcanzar el éxito en los diferentes entornos de desenvolvimiento en la cotidianidad.
Sin embargo, su adopción depende del individuo propiamente, es por ello que debe ser canalizado de forma consciente y objetiva para así lograr superar el problema tomando en cuenta los pilares básicos de la resiliencia.
Recomendaciones para adoptar la resiliencia
- El primer paso está en el autoconocimiento, puesto que si logramos entendernos, reconociendo nuestras virtudes, fortalezas y debilidades o limitaciones, se pondrán trazar con mayor objetividad metas realistas, por lo que su logro claramente incrementará tanto la autoestima como la autoconfianza.
- No esperes a sentirte que te estás asfixiando en un momento crítico, recibir ayuda no te hará más débil, al contrario lograrás obtener nuevas herramientas y estrategias para controlar tus emociones frente a situaciones dolorosas o conflictivas.
- Comprende los sentimientos de esa persona con quien puedes estar enfadado, utiliza la empatía como un recurso para ponerte en el lugar del otro bajo otra perspectiva.
- Ante las situaciones adversas utiliza un enfoque positivo, para así tener un mejor control de tus emociones, evita las quejas constantes, y evalúa las diferentes oportunidades que se presentan por la situación crítica actual.
Ante la adversidad es normal padecer emociones de tristeza por alguna pérdida, aunque en el caso de las personas resilientes, la pregunta fundamental para cerrar ese ciclo y llegar a la transformación es ¿Qué puedo aprender de esto?
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