La vida en pareja tiene muchos ámbitos que pueden generar desacuerdos.
Los hijos no son la excepción.
La cantidad de hijos, cómo será su crianza y otros aspectos pueden ser motivo de discordia.
Incluso, si se tendrán hijos o no.
A continuación te revelaremos información que tal vez no estás contemplando y claves específicas para que puedas tomar una decisión.
1. No tienes por qué sentir culpa de no abordarlo antes
No es común que alguien pregunte acerca del plan que tenga el otro con respecto al ítem hijos.
Debería, pero no lo es.
En las primeras fases en las que una pareja comienza a salir, estos asuntos se suelen evitar porque se considera que pudieran ahuyentar a la otra persona.
En cierto modo es así, pero entre mejores conversaciones se tenga con respecto a los planes de futuro, mejor idea tendrás si esa persona es la indicada.
Pero claro, nadie te lo dijo antes y no tenías por qué saberlo.
De hecho, muchas personas terminan entendiendo esto con el paso del tiempo y con la experiencia que deja tener otras relaciones.
Créenos, no resolverás nada culpándote por no haber preguntado si él o ella querían hijos.
2. Comprueba si se trata de un “ahora no” o de un “nunca”
Puede que alguien esté totalmente en contra de la idea de tener hijos o puede que alguien esté en contra de la idea de tenerlos ahora mismo.
Son enfoques distintos y deben ser abordados como tal.
Para aclarar cuál es la decisión de la pareja hay que indagar antes de asumir.
Si se tratara de un “ahora no, pero luego sí”, entonces corresponde indagar acerca de cuáles son las inquietudes que tiene tu pareja y trazar una línea de tiempo para aclarar la situación.
¿En cuántos meses llegarán los hijos? ¿Seis meses? ¿Un año?
¿Qué hace falta para que en el tiempo planteado se dé el embarazo y el posterior nacimiento?
La palabra compromiso será fundamental, así como los acuerdos establecidos.
3. Considera las motivaciones de tu pareja
Una pareja está conformada por dos personas.
Por tanto, ambas personas deberían haber expresado sus preocupaciones.
¿Las preocupaciones son sobre lo económico, expectativas de vida, falta de tiempo?
Si él o ella no quieren, puede que se trate de un miedo no atendido.
Tener hijos implica una responsabilidad que, muchas veces, es a tiempo completo.
Una conversación íntima y sin ocultamientos puede ser una forma de generar empatía con el otro y de hacerle saber que lo que le preocupa también es importante.
4. Considera tus propias motivaciones
Tener hijos puede resultar muy satisfactorio. De hecho, en la mayoría de casos es así.
¿Pero qué es lo que te motiva a querer hijos?
Acerca de tenerlos hay muchas suposiciones. Por ejemplo, hay quienes creen que se debe tener hijos porque ellos deben cuidarte una vez que envejezcas.
No siempre es así y no es un compromiso automático.
Los hijos tampoco consolidan un matrimonio ni evitan divorcios. Esa es una carga innecesaria a la que algunos someten a sus hijos.
Y no, los niños tampoco son un medio para que logres ese viejo sueño de ser deportista, abogado, cocinero, ingeniera o bailarina.
Piénsalo: ¿para qué quieres realmente un hijo?
5. Ponte en los zapatos de tu pareja
Un ejercicio muy poderoso es el que se logra cuando ambos intercambian roles en un dilema.
Ubica dos sillas, una frente a la otra.
Siéntate en una de las sillas y explica por qué quieres tener un hijo.
Una vez que hayas culminado, cambia de asiento y siéntate en la otra silla. Ahí asumirás el rol de tu pareja y explicarás como si fueras ella (o él) por qué no quieres un hijo.
Esto te permitirá ampliar la mirada al respecto y entender las motivaciones que no les permiten ponerse de acuerdo.
Además, aumentará la comprensión y les favorecerá para que lleguen a un punto en común.
6. Habla con un especialista
Muchas personas sienten la tentación de querer resolver este tipo de situaciones por su propia cuenta.
A veces, lo que se esconde detrás es la vergüenza de comentar con alguien lo que le pasa.
Este error retrasa la consecución de soluciones y vuelve crónico el problema.
El psicólogo o la psicóloga no te dirán qué hacer, pero te ayudarán a entender el contexto general de lo que estás viviendo y te darán una mirada que te permitirá actuar de otra forma.
Posteriormente, puede invitar a tu pareja a que forma parte del proceso terapéutico para que ambos consigan otra forma de conversar acerca del tema.
7. Acepta que esta persona no es la ideal para tu propósito
Ahora sí. Una vez que tienes limpio el camino de información poco clara y una vez que dejas claro tu propósito, es momento de valorar si esa relación de pareja debe continuar o no.
Un freno para conseguir a la persona con quien podemos ser quienes realmente somos es la evitación del dolor.
En una sociedad en donde constantemente se predica la alegría y la felicidad como estados deseables de ser, es difícil que estemos dispuestos a atravesar el dolor de no estar más con alguien.
Hay ocasiones en que separar los caminos es la respuesta ideal para satisfacer esa necesidad de tener hijos.
No se trata de saltar de una relación a otra, pero sí de entender que no tiene sentido seguir buscando en tu pareja lo que no consigues ni conseguirás.
Piensa en que obligar a alguien para que hagas lo que quieres generará consecuencia a futuro que pueden minar la relación tarde o temprano hasta hacerla acabar.
¿Vale la pena esto?
¿Qué hago si mi pareja no quiere tener hijos? Conclusión
Las decisiones de una pareja no deben ser tomadas por uno solo de los integrantes.
Los hijos deberían ser consensuados entre ambos. Si esto no es así, se corre el riesgo de que el otro integrante termine resentido.
Si alguien quiere tener 5 hijos y considera que este es un propósito de vida gratificante, no tiene por qué sacrificarlo para permanecer con su pareja y viceversa.
Las relaciones de pareja son espacios para el consenso, pero sobre todo para la libertad.