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La Presión Arterial Y Los Factores Psicológicos

presion arterial

La presión arterial hace referencia a la fuerza que ejerce la sangre en las paredes de las arterias. Su función se desarrolla similar a la de una tubería por las que circulan fluidos y su presión debe ser la adecuada para generar la cantidad suficiente que requiere el corazón. No obstante, al aumentar dicho nivel de presión o tensión, puede consecuentemente generar daños a largo plazo y por lo tanto producir complicaciones principalmente de tipo cardiológico o derrames cerebrales.

En cuanto a los valores normales de la presión arterial, puede rondar entre los 120 mm de Mercurio principalmente cuando el corazón posee la mayor cantidad de pulsaciones y 80 mm de mercurio cuando hay un estado de mayor relajación.

Cuando hay un aumento de la presión arterial, genéticamente se produce por el envejecimiento, ya que hay un endurecimiento de las arterias ocasionando que sea menos elástica y por lo tanto desencadene lo que se conoce como hipertensión,  aunque por otro lado este problema puede generarse en personas más jóvenes que padezcan problemas congénitos, o que poseen hábitos de vida sedentarios con problemas asociados de obesidad y sobrepeso, una alimentación inadecuada o no realizar actividad física necesaria para el organismo.

Los factores psicológicos que influyen en el aumento de la presión arterial

presion arterialSi bien el estrés ha sido calificado como el principal factor de riesgo o desencadenante de la hipertensión,  ya que las  respuestas emocionales negativas que están asociadas, como  la ansiedad,  ira  o depresión,  cuando son muy intensas y frecuentes pueden ocasionar complementariamente, hábitos de riesgo asociados, como fumar, alimentación inadecuada e inactividad física, y por lo tanto desarrollar una gran cantidad de flujo en las arterias aumentando su tensión.

Friedman y Rosenman en 1982, al describir un patrón de personalidad definida como la conducta tipo A en el que se observaron ciertas conductas por parte de pacientes que presentaban patologías cardíacas,  principalmente se destaca la voz muy alta y hablar con mucha rapidez, con un exceso de gesticulación, al igual que se evidencia una importante obsesión al trabajo, alta competitividad, ambición y control del entorno. Entre las actitudes y emociones más comunes se encuentran, la impaciencia, la agresividad, ira y hostilidad, y de acuerdo a estudios posteriores, se logró concluir que estos dos últimos componentes eran los de mayor afección hacia el organismo al generar  problemas coronarios.

Las personas que padecen ansiedad, cuando hay un mayor nivel de angustia o tiene un efecto cardiológico, genera una mayor adherencia al tratamiento,  debido a que se evidencia una preocupación a la situación actual que puedan estar enfrentando como es el caso del aumento de la presión arterial,  paradójicamente por el mismo hecho de padecer ciertos cuadros ansiosos hay un mayor énfasis en lo que pueda estar padeciendo y se preocupa por intentar mejorar, sin embargo no tiene la capacidad predictiva de detener su angustia sin afectar el organismo hasta que le ocurra el primer episodio coronario.

¿Cómo disminuir la presión arterial?

  • Hábitos alimenticios: Entre los principales hábitos recomendados para disminuir la presión arterial,  se recomienda el uso moderado de sal y la disminución de el café y té, ya que estos estimulantes pueden ocasionar un  importante estrés sobrecarga en la presión de las arterias y por lo tanto aumentar el ritmo cardíaco.
  • Salud mental:  De acuerdo a un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid se revela que si bien existen ciertos factores psicológicos que afectan al organismo, también este recurso se puede utilizar para así mejorar y ayudar a regular la presión arterial,  tales como el  entrenamiento en control de estrés basado en el aprendizaje de la relajación muscular progresiva,  junto a la solución de ciertos problemas sociales que pueda presentar el individuo,  al igual que entrenamientos de respiración lenta guía, sea a través de aparatos tecnológicos o en terapia.
  • Actividad física: Los pacientes que son hipertensos o no poseen terapia farmacológica se recomienda mantener un estilo de vida activo físicamente,  ya que a través del ejercicio se disminuye la presión arterial específicamente al disminuir los niveles plasmáticos de norepinefrina,  aumentan los niveles de sustancias vasodilatadoras,  disminuye la hiperinsulinemia y modifica la función renal. Por su parte al mejorarse la frecuencia cardíaca en principio, hay una mejor respuesta vascular estimulando la vasodilatación,  se mejora la composición corporal disminuyendo la grasa subcutánea que puede ocasionar bloqueo en las arterias, y con las adaptaciones neurohormonales genera un activo comportamiento del sistema nervioso,  reduciendo con ello el estrés la ansiedad y regulando los patrones del sueño.

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