Algunos padres se preguntan ¿por qué mi hijo/a reacciona con pataletas?. Es frecuente observar en las calles cómo los padres se ofuscan, se ponen nerviosos, e incluso se desesperan frente a la pataleta de su hijo/a que no cesa de llorar y gritar.
Para empezar, es preciso saber que los niños no generan pataletas para molestar o para manipular a sus cuidadores. Si usted ha llegado a pensar esto, recuerde de inmediato que su hijo/a sólo tiene un par de años de vida y su cerebro todavía inmaduro no es capaz de procesar la frustración de deseos no satisfechos o de expresar emociones de manera asertiva, en definitiva, no poseen las mismas habilidades que los adultos para comunicarse, menos aún para elaborar estrategias “manipuladoras”.
¿Qué son las pataletas?
Las rabietas o pataletas serían una forma de comunicación, y a veces también pueden convertirse en un método para expresar o conseguir algo. Para el niño/a es una iniciativa de comunicación y necesita que los adultos puedan brindarle un espacio, sin que éstos salgan corriendo, ni se descontrolen ante su dificultad de regulación. Al contrario, un niño/a con pataleta está pidiendo a gritos que el adulto sea capaz de mantenerse tranquilo para calmarlo, un niño con pataleta espera que sus cuidadores le otorguen un espacio para tratar esos sentimientos de frustración que le ofuscan (que puede ser desde que no se le compró un dulce, hasta que haya perdido en un juego).
Es justamente en ese espacio que el adulto tiene la responsabilidad de estructurar y brindar orientación al niño/a, reflejarle lo que le está pasando y por ende comprender su emoción: “estás enojado, porque no pudiste ganar, lo cierto es que a veces se gana, y otras veces se pierde, después un rato te podrás calmar para volver a jugar”. Esta acción tiene dos poderes: ayudar al niño/a a “leer” su emoción (y esbozar el camino hacia la autorregulación), y posicionar al adulto como figura de autoridad, retribuyéndole el saber de lo que siente y lo que debe hacer, de esta forma, una vez más calmado, el niño se puede dejar orientar por su cuidador, quien no utilizó un método coercitivo ni de evitación con su pataleta, sino que fue capaz de acompañarlo en la frustración y orientarle.
Errores de los Adultos…
Un error frecuente en adultos es comenzar a justificarle a los niños un largo argumento de porqué es que deben hacer las cosas. Lo cierto, es que a un niño menor de 4 años, con largas explicaciones sólo logrará confundirlo, y que pierda la noción de lo que es fundamental versus lo que es debatible. El niño/a necesita de estructura y reglas para poder anticipar su conducta y comprender sus efectos, intente comunicar las reglas en un lenguaje directo y conciso. Es muy importante que las reglas sean consistentes y se mantengan en el tiempo, si el niño/a escucha a sus padres contradecirse, luego pierde poder de anticipación a conflictos, y su mente se confunde. Sea claro, e intente mantener la mezcla entre firmeza y afecto en la comunicación, sólo es cuestión de tiempo y repetición, para que su hijo comience a reponerse en menos tiempo ante una pataleta, y finalmente logre regularse.
Ps. Valeria Salas Fontecilla