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Miedo al rechazo: 5 recomendaciones para superarlo

Miedo al rechazo

El miedo al rechazo es una reacción humana por naturaleza que nos motiva a comportarnos dentro de los parámetros aceptados para una sociedad y se produce en cierta medida para favorecer nuestra conducta adaptativa. Sin embargo, también se relaciona con la autoestima, la seguridad en sí mismo y la valoración propia, Para evitar que el miedo decida sobre los deseos y la voluntad propia identifica sus características y conoce las recomendaciones profesionales para superarlo.

¿Cómo identificamos el miedo al rechazo?

En principio, se pueden identificar determinadas conductas que denotan la presencia de miedo al rechazo en una persona. Por otra parte, puede  algunos sentimientos se normalicen al ser los casos más frecuentes los que implican el apego ansioso hacia personas muy cercanas, por ejemplo, actuar de manera que enorgullezca a nuestros padres al llegar a extremos que se impongan ante nuestra voluntad.

 

A su vez, se puede afirmar que tiene una relación directa con el autoconcepto donde un autoconcepto negativo antes las críticas del medio o la necesidad de complacer para ser reconocido al depender de la opinión de otros. Del mismo modo, esto les evita salir de situaciones displacenteras o decir que no ante peticiones que no gustan de cumplir realmente. 

 

Esta dificultad se presenta también en el aspecto cognitivo a manera de pensamientos recurrentes sobre cómo actuar o comportarse frente a otros, por lo cual la necesidad de aprobación puede llevarlos a doblegarse ante las necesidades de terceros o a presentar una predisposición por alejarse en primer lugar de quien pueda contar con el poder de rechazarlos de alguna manera. 

 

¿Por qué lo desarrollamos?

Miedo al rechazoEl rechazo es una herida de la infancia que desencadena una ansiedad ante la valoración social y cohibición por comunicar la opinión propia e intereses personales que muchas veces incluye el desconocimiento de la propia identidad. Aún más, la interpretación o percepción que se le da a las reacciones de estas personas alimentan la misma inseguridad y tiende a incrementar la reacción real. 

 

La culpa, la falta de confianza y las pretensiones (que van de la mano con evitar la intimidad y la vulnerabilidad) alimentan la presencia del miedo al rechazo y mantienen esta creencia irracional condicionando el comportamiento. También, puede deberse a que no se desarrollaron habilidades para superar los desacuerdos o han sido menospreciados por ciertas características propias. Evitar pensamientos estereotipados como que pasar por estos pensamiento significa que somos débiles son solo mitos que nos evitarán trabajar en ello y ser una mejor versión de nosotros mismos.

Recursos para superar o afrontar el miedo al rechazo

Al identificar o ser identificado en esta situación lo ideal es afrontarlo dejando atrás este miedo o ansiedad. En principio, no existen consejos ideales que se puedan otorgar a una persona para que agilice su experiencia en este proceso, sin embargo, existen factores en los que es posible enfocarse o reforzar. Por ello, aunque estas recomendaciones no reemplacen la psicoterapia pueden tomarse en cuenta antes de considerar si se requiere de ayuda profesional. 

Aceptación y autoconocimiento

En el acompañamiento psicológico, uno de los primeros objetivos abarca la importancia de reconocer que sufrimos este problema y que los esquemas que le dan pie vienen dados por aspectos de nuestra experiencia que afrontamos mediante las herramientas que teníamos al alcance y con los conocimientos de aquel entonces. 

 

Asimilar la parte de nosotros que ha sido lastimada y cómo eso ha determinado aspectos de nuestro comportamiento no es fácil pero es el primer paso para validar lo que sentimos y comenzar a mejorar nuestra relación con nosotros mismos y con el resto de personas.

 

No se trata de agradar a todos

Existe el mito de que a medida que agradamos a más personas esto mostrará que somos buenas personas. En realidad, nuestro valor propio no depende de la apreciación de otros y trabajar nuestra autoestima es un requisito indispensable para apartar el miedo al rechazo y liberar la preocupación por agradar a terceras personas, no depender del estado emocional de nuestros seres queridos eligiendo el bienestar propio.

 

Conócete y vive tu identidad

Cuando dejamos de permitirles a otras personas que decidan por nosotros nos alejamos de quienes verdaderamente queremos ser. Por ello, los propósitos y las distintas elecciones que nos conducen por la vida deben de realizarse a favor de quienes somos realmente y no de lo que podemos aparentar. 

 

Ser tú mismo te permitirá que las personas que te rodean aprecien quien realmente eres, lo cual aleja a amigos problemáticos y permiten que el espacio sea ocupado por individuos más apropiados para coincidir con nuestros valores personales y que respeten nuestros límites. Deja de preocuparte por lo que los demás quieren que seas y la vida será un espacio más ameno.

 

Las especulaciones sobre lo que otros piensan solo generan angustia

 

Es muy común que apenas se perciba cierta mirada o tono al hablar en la otra persona, las personas con miedo al rechazo se sientan incómodos y tratados injustamente surgiendo el malestar emocional. No obstante, si identificamos que estamos haciendo una hipótesis sobre lo que piensa el otro es importante recordarnos que eso está en nuestra imaginación y que las expectativas solo alimentan el problema. Contrario a esto, preguntar qué siente o qué le parece es mucho más apropiado que simplemente suponer.

Corrige a tu voz interna, cambia tus pensamientos 

Cuando identificamos que nos encontramos ante un cúmulo de pensamientos que provienen de nuestro miedo al rechazo podemos comprender que no estamos siendo objetivos y podemos contrarrestarlos siendo realistas y aceptando que estamos haciendo generalizaciones. Comenzar a diferenciar cuando una situación solo nos coloca ante el rechazo a una opinión o situación de un rechazo a nuestra persona nos permitirá dejar de esconder quiénes somos y recomendarnos por eso. 

 

Cambiar un “nunca le agrado a los demás” por “no coincido en gustos con algunas personas y eso está bien” puede ser un gran comienzo para identificar que no pasa nada malo con quiénes somos. Cuando requerimos de un mayor conjunto de herramientas para avanzar en este proceso lo mejor es acudir con un psicólogo calificado el cual dirigirá nuestro proceso individual según nuestra propia experiencia.

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