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¿ Los signos zodiacales dicen la verdad ? La psicología te da la respuesta

Los humanos tenemos un extraño afán por conocer nuestro futuro.

Si miras a tu alrededor, ninguna otra especie tiene esta aparente necesidad.

No ves a tu perro ni a tu gato preguntándose por cómo les irá en el ámbito de pareja ni si tendrán alimento el día de mañana.

Nos gusta “adivinar” el porvenir o al menos creer que podemos hacerlo, así que apelamos a herramientas o disciplinas que nos den algún grado de certeza.

Ahí es cuando entra en juego la astrología y los signos zodiacales, pero ¿son de verdad los horóscopos rutas para saberlo? ¿La astrología es real?

Veamos entonces algunas claves acerca de por qué la astrología parece una ciencia pero no lo es y por qué muchos deciden creer en los astrólogos.

¿Cómo es que la astrología se disfraza de ciencia?

Comencemos por decir que la astrología es real. Que sus resultados que predice lo sean o no, eso ya es otra cosa.

Hay personas que se dedican a estudiar la influencia que tienen los astros y el cosmos sobre nuestras vidas, pero los modelos a partir de los que desarrollan su disciplina no son precisamente científicos.

También son de verdad los horóscopos, pero, una vez más, sus consejos y predicciones son muy cuestionables.

Aquí se empieza a notar de dónde parte la confusión inicial.

En un inicio, tanto la astrología como la astronomía, eran prácticamente lo mismo.

En la antigüedad, era común que hubiera personas dedicadas a la interpretación de los astros con el fin de transmitir esa información a los reyes y gobernantes.

Los signos zodiacales dicen la verdad
Desde la antigüedad, los humanos hemos buscado formas de «adivinar» el futuro. Esto tal vez se deba a que nos cuesta manejar la incertidumbre como modo de vida.

La idea era que estos últimos supieran si un determinado evento les favorecería o no.

Por ejemplo, si querían saber cómo les iría en la guerra o cómo les favorecería o no la toma de una decisión, una de las formas de hacerlo era con la observación e interpretación (muy arbitraria, por cierto) de los astros.

La observación de los planetas y las estrellas era “obligatoria” en una circunstancia así. Había que hacer ciertos estudios y cálculos para reducir el miedo o evitar el conflicto.

A priori, todo eso luce científico.

Incluso, la importancia que todo esto tenía se puede evidenciar en nuestro lenguaje.

Por ejemplo, la palabra “influenza” proviene del italiano y se refiere al poder que tenían los astros en las enfermedades.

Así avanzó la astrología a lo largo del tiempo sin separarse de su “hermana”: la astronomía.

El problema radica en que esta última se refiere al estudio de los cuerpos celestes para dar explicación de sus funciones en este complejo entramado al que llamamos universo y hasta para explicar el fenómeno de la vida.

Para eso hay que hacer cálculos complejos.

En el caso de uno de los productos de la astrología, o sea, la carta astral, también hay que hacer cálculos.

Por supuesto, todos estos realizados con aplicaciones y métodos de dudoso rigor científico.

Sumado a esto, hay algunas palabras que se emplean en astrología como “física cuántica”, “ciencia”, “ondas”, “movimientos de planetas”, entre otras, que pretenden darle un carácter científico.

 

¿Hay algún horóscopo que diga la verdad?

Sí y no.

En todo caso, esto dependerá de quien lo lea y de cuánto esté dispuesto a creer.

En psicología, a esta forma de procesar la información, se le conoce como sesgo de confirmación.

Un sesgo es un punto ciego en la medida que se le da un peso exagerado a una opción sin importar cuánto afecte a la otra ni cuán válida pueda ser.

Si alguien milita en un partido político, seguramente notarás cómo sus opiniones están condicionadas por sus ideales.

Aun cuando un problema sea evidente, si hay un sesgo, lo importante será defender la posición.

En el caso de un sesgo de confirmación, la tendencia será a aprovechar cualquier dato para reforzar la idea que se tenga sobre algo.

Pensemos entonces en un caso ficticio (pero que seguramente se te hará familiar).

Una persona del signo Aries lee que su signo es el primero del zodiaco y que, como tal, su conducta irá dirigida a ser líder de grandes proyectos pues es un signo pionero.

Suena lógico, ¿no? A quien no le gustaría semejante descripción de sí mismo.

Veamos el caso de dos líderes de la actualidad para corroborar que la descripción se corresponde con un ariano: el primer de ellos es Jeff Bezos y su signo es Capricornio.

La segunda es Angela Merkel, el canciller alemán, quien es del signo Cáncer.

Si indagas en otros líderes verás que los hay de los más diversos signos.

Los horóscopos serán tan reales como decidas que sean y tan específicos como asociaciones seas capaz de hacer.

Si lees que tu signo zodiacal te da una afirmación del tipo “esta será una semana muy complicada en lo laboral” y lo asocias con que se te daño el disco duro de la computadora, entonces, por decirlo de algún modo, tu horóscopo habrá acertado.

Los signos zodiacales dicen la verdad
Algunas personas se han aprovechado de líderes emblemáticos que son de un signo específico para difundir la idea de signos más apropiados para el poder que otros. Por ejemplo, Barack Obama, quien es Leo, encabeza la lista de otros presidentes del mismo signo.

Sin embargo, habría que revisar cuántos discos duros de otros signos también se dañaron durante la semana y cuántos de estos no son considerados como un problema laboral.

El Efecto Forer o Barnum: la explicación desde la ciencia

Al efecto Forer (por su descubridor) se le conoce como el empleo de afirmaciones vagas para conseguir que alguien se identifique con ellas.

Este es el principio básico de la astrología.

Una afirmación como esta: “tendrás un encuentro con una persona inesperada que te sorprenderá” es tan impreciso que cualquiera puede tomarlo para sí como algo cierto.

Da igual el signo que te corresponda según tu fecha de nacimiento, la predicción aplica para un Sagitario y para un Piscis de la misma forma que para un Tauro.

El experimento que hizo Bertram R. Forer (psicólogo)  consistió en entregarle a sus alumnos el siguiente texto:

“Tienes una gran necesidad de que otras personas te quieran y te admiren. Tienes tendencia a ser crítico contigo mismo. Tiene una gran cantidad de capacidad sin utilizar que no ha aprovechado. Si bien tiene algunas debilidades de personalidad, generalmente puede compensarlas. Disciplinado y autocontrolado por fuera, tiende a ser preocupante e inseguro por dentro. En ocasiones, tiene serias dudas sobre si ha tomado la decisión correcta o si ha hecho lo correcto. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes insatisfecho cuando te rodean las restricciones y limitaciones. Se enorgullece de ser un pensador independiente y no acepta las declaraciones de los demás sin una prueba satisfactoria. Le ha parecido imprudente ser demasiado franco al revelarse a los demás. A veces eres extrovertido, afable, sociable, mientras que otras veces eres introvertido, cauteloso, reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser poco realistas. La seguridad es uno de sus principales objetivos en la vida”.

Una vez que cada alumno lo leyera debía valorar cuán acertada era esta descripción acerca de sí mismos.

El promedio de valoración para el texto por parte del grupo de alumnos fue de 4.2 tomando como referencia una escala del 0 al 5

Lo que ellos no sabían es que todos tenían el mismo texto.

Sí, sin importar su signo zodiacal ni su fecha de nacimiento, la gran mayoría consideró que la descripción que leían detallaba muy bien quienes eran.

El Efecto Forer explica por qué es tan fácil acertar con un horóscopo en la prensa o en internet.

Los humanos tenemos situaciones muy similares: amor, trabajo, economía, familia, salud.

Los ámbitos en los que nos desenvolvemos son comunes y presentan dinámicas similares.

Si un texto o discurso es lo suficientemente amplio como para incluir a muchas personas, entonces esa parte que se identifique con lo que escucha o lee, considerará que la información es acertada.

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Conclusión acerca de si los signos zodiacales dicen la verdad

Cuando alguien se pregunta qué piensa la ciencia acerca del zodíaco, la respuesta puede no agradar a quienes defienden esta última práctica.

Desde el siglo II, época en la que Claudio Ptolomeo (astrólogo y astrónomo) desarrolló el horóscopo tal como lo conocemos hoy en día, nada se ha cambiado al respecto.

Esto es llamativo, sobre todo, si tomamos en cuenta que desde entonces se ha descubierto nuevos planetas y que el eje rotación del planeta Tierra que Ptolomeo propuso tenía un error de 33°.

Vistas las evidencias, no hay ningún horóscopo que te garantice una vida de una u otra forma.

Pensar esto sería dejar mucho al azar cuando, en realidad, puedes comenzar a hacerte cargo de lo que te pasa y planificar una vida más apegada a lo que quieres y no a lo que alguien dice que debería sucederte.

 

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