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Los estilos de apego y la vinculación afectiva

apego

La vinculación afectiva es un punto crucial del desarrollo humano y de la manera en que percibimos el mundo y nuestras relaciones. El tipo de apego que nos caracteriza en nuestra vida adulta define la manera en la que nos relacionamos y cómo vivimos esos vínculos, lo cual puede determinar que tengamos relaciones sanas o no. Desde las primeras semanas de vida ciertas interacciones van a marcar un precedente de cómo nos relacionamos más tarde.

¿De qué se trata el apego?

El concepto del apego era comúnmente asociado a los aspectos negativos de las relaciones interpersonales, sin embargo, hoy en día conocemos otros aspectos que engloban este término además se toman en cuenta variables como el temperamento, el entorno familiar y social las experiencias únicas y significativas de cada persona. Se ha definido el apego como una construcción de la personalidad que toma en cuenta nuestra primera relación al nacer, es decir, la relación con nuestros cuidadores.

 

En otras palabras, abarca la manera en que actuamos y nos comportamos al relacionarnos con quienes guardamos un vínculo relevante. Sentimientos como el compromiso y la intimidad son partes fundamentales de una relación humana, en especial en el caso de las relaciones.

Importancia y relevancia del apego

vinculación afectivaNo nacemos con una capacidad de regular nuestras emociones, por lo que es importante el papel de los cuidadores para lograr una regulación de nuestras emociones, la vinculación afectiva con el cuidador es fundamental para satisfacer nuestras exigencias y reacciones emocionales, además de que a partir de esta vinculación se establecen los primeros sentimientos positivos como seguridad y confianza, sin embargo, esto estará sujeto a la disponibilidad y aproximación que se establezca con el cuidador.

 

Quien amplió este concepto fue el psicólogo John Bowlby, explicando que el vínculo afectivo que desarrollamos con nuestros cuidadores puede influir de manera positiva o negativa a nuestras relaciones futuras.

Fases del apego

Se considera que el establecimiento del lazo afectivo evoluciona dentro de una persona en cuatro etapas diferenciadas, de esta manera lo expuso Bowlby para simplificar dicho proceso.

Fase de preapego 

Compone el periodo de vida humano desde el nacimiento a las 6 semanas de vida, en que el bebé se comporta mediante reflejos innatos que se relacionan con la supervivencia (mirar, llorar, sonreír) ya que atraen la atención de los adultos. También puede responder a estímulos como la voz aunque aún no se muestra un vínculo de apego.

 

Fase de formación del apego

De las seis semanas a los seis meses de nacimiento un niño dirige su conducta a responder a los estímulos de manera más evidente, ante las acciones de la madre sonríe, balbucea y observa a su madre más que a otras personas que circunden el medio pero no se aprecia ansiedad por separación a pesar de que la reconoce. Aunque se altere al ser dejado por momentos lo que le enfada es la pérdida de contacto humano y no la privación a la madre específicamente.

Fase de apego propiamente dicha 

Entre los 6 u 8 meses y los 18 y 24 meses se aprecia un vínculo muy evidente hacia la madre o figura de cuidado más importante. Es tan claro porque se aprecian reacciones de ansiedad y enfado cuando se le separa de ella, en esta etapa el niño rechaza en ocasiones el contacto físico de otro familiar cercano en estos casos cuando lo que desea específicamente es que lo rodeen los brazos de su madre. Sus acciones en su mayoría se orientan a atraer a mamá y el objetivo es que tenga la mayor presencia posible.

Formación de relaciones recíprocas 

De los 18-24 meses en adelante aparece el punto crucial del lenguaje y la posibilidad de hacerse representaciones mentales de la madre, el niño ya puede predecir su entorno cuando mamá no se encuentra su ansiedad disminuye al comprender que su ausencia no será definitiva y que regresará. Durante esta edad una correcta comunicación de la ausencia (por qué se va y por cuánto tiempo) lloran en menor medida que los niños que carecen de información al respecto.

Estilos de apego

En respuesta a la atención recibida en las primeras etapas de vida por parte de los progenitores y cuidadores, resultan 4 estilos de apego diferenciados y todos nos encontramos en alguno de estos:

Apego Seguro

Se ha establecido confianza, debido a que existe disponibilidad del cuidador la cual se expresa mediante el cuidado y atención, esto permite e impulsa la exploración del mundo en el niño, al igual que la expresión de sentimientos, aceptación y bases de autoconfianza. En la adultez son personas que se caracterizan por mostrarse cómodas con su  independencia, sienten confianza en sí mismos,  y lo aplican en sus relaciones interpersonales, pueden acercarse para pedir o brindar apoyo si es necesario.

 

Apego Evitativo

Ocurre cuando los cuidadores evitan o niegan las necesidades del infante, mostrándose intranquilos y angustiados ante el llanto del niño, por lo que no pueden satisfacer sus necesidades afectivas, esto trae como consecuencia que el niño tienda a ignorar a sus cuidadores, en la adultez son personas que por lo general, quieren vivir sin apoyo el emocional de los demás, intentando ser “autosuficientes”, restringiéndose emociones de malestar, ira o miedo, les cuesta confiar en los demás y temen ser heridos o rechazados.

 

Apego Ansioso

El niño experimenta incertidumbre respecto a la disponibilidad de los cuidadores, causando ambivalencia, ya que responde con rabia a la poca atención otorgada y luego al no tener la atención anhela ansiosamente el contacto. Esto genera en el niño, ansiedad y miedo para explorar el mundo, al igual que una exagerada expresión de las emociones como el miedo y la ira. En la adultez con personas que buscan constantemente la intimidad emocional, aunque la otra persona no esté lista para ello, se muestran dependientes de la aprobación de los demás y pueden llegar a dudar de su propio valor.

 

Apego Desorganizado

Este apego se caracteriza en un modelo relacional caótico y muy cambiante, por lo que el niño se apega y desapega para luego poder apegarse a otro, sin embargo, sólo lo hace de manera superficial, esto para protegerse de su vulnerabilidad y de la frustración que esto pueda causar. Este apego viene a raíz de padres que tienen prácticas parentales que son dañinas o incompetentes debido a sus propias experiencias traumáticas, por los que se muestran violentos e impredecibles. En la adultez son personas que aunque quieren acercarse a los demás, al mismo tiempo quieren alejarse, causando una desconfianza en los demás pero anhelan la aprobación.

 

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