Culturalmente los celos tienen distintas interpretaciones, hay quienes creen que son una expresión destructiva de la relación de pareja y que es necesario reprimirlos; hay otros que consideran a los celos como una manera de expresar el amor y preocupación por el otro, permitiendo por tanto proteger a la relación de infidelidades y otros riesgos. Hay quienes incluso consideran a los celos como una característica seductora. Los celos son aquellos temores que se transforman en vigilancia y control de un miembro de la pareja hacia el otro y que en casos más complejos desencadenan en intromisiones en la privacidad como revisión del teléfono celular, correo electrónico, llamadas reiteradas, etc. Estas actitudes, como plantea Michelle Scheinkman (2010) tienen a la base algunas vulnerabilidades como “la necesidad de ser reconocido como la persona más especial en la vida de la pareja, los temores al abandono y la traición y el sentimiento de inferioridad, en que la persona se siente poco atractiva o indigna.” En resumen, aquel miembro de la pareja que sufre de celos se siente poco importante para el otro y de eso surgen las inseguridades ante actitudes sospechosas y las fantasías de posibles infidelidades.
¿Es necesario asistir a terapia?
El caso hipotético de Fernando y Mariela ejemplifica algunas de estas vivencias; luego de alrededor de un año de relación hubo un momento en que se quebraron las intimidades de cada uno y él comenzó a mostrar una faceta celosa, revisándole a Mariela diariamente el celular, el correo electrónico, pidiéndole fotos de los lugares a los que ella asistía, datos de las personas con las que se reunía, etc. Fue en ese momento que decidieron asistir a terapia de pareja. Al comenzar la terapia Mariela muy angustiada relataba “siento que me estoy volviendo loca, que estoy transgrediendo mis limites y desarmando mi vida por cuidarlo a él… Sus celos me están trayendo problemas en todos los ámbitos, en la oficina, con mi familia, aislarme de mis amigas y contarle cuentos a todos.” Por otro lado Fernando mencionaba “cuando me vienen los celos cambia totalmente mi estado de ánimo, me da paranoia, me enojo, me frustro, incluso a veces me pongo un poco cruel… Creo que es mi forma de canalizar mis angustias, pero me agoto de mi mismo porque estoy todo el día tratando de encontrar el engaño.”
¿Son los celos un problema individual?
Desde la perspectiva terapéutica sistémica los celos se comprenden como un patrón relacional, es decir, ambos miembros de la pareja desarrollan una forma de interactuar que poco a poco va posibilitando la aparición de las actitudes celosas y se descontrolan cuando la pareja se aleja de su funcionamiento normal. Siguiendo con el caso anterior, Mariela expresó durante una sesión “constantemente me cuestiono por qué estoy en esta relación, por qué necesité éste nivel de celos para convencerme de que él me ama.” De sus palabras puede destacarse la implicancia que ambos miembros de la pareja tuvieron en el surgimiento y aumento desmedido de los celos y todos los problemas que eso trajo a la relación. En terapia de pareja hay un trabajo constante entre las temáticas de la relación y las temáticas de cada uno como individuo, pero el foco siempre se pone en lo relacional, es decir, en cómo la pareja como un todo puede trabajar su situación conjuntamente. Quienes asisten a terapia por enfrentar una crisis de pareja asociada a los celos, suelen hacerlo pensando que la solución es que el otro cambie, “que deje de controlarme tanto”, “que deje de ser tan coqueto”, “que no me revise todo”, “que no me engañe”. El trabajo del terapeuta entonces es transformar la queja inicial de que es el otro quien debe cambiar y redefinir la demanda como una problemática de la relación, para así empoderar a la pareja a trabajar conjuntamente y poder ir desarrollando la relación de pareja que ambos desean tener.
Tareas importantes en el trabajo terapeutico cuando existen problemas de celos
Establecer un equilibrio en los roles de ambos miembros de la pareja, basado en la colaboración mutua pero siempre con posibilidades de autonomía de cada uno. Definir límites aceptables para ambos miembros de la pareja en todos los aspectos de su relación. Profundizar la comunicación efectiva de los problemas, sentimientos y deseos de ambos en la relación. Negociar un equilibro armónico entre la libertad que desea cada uno y la que está dispuesto a aceptar del otro para sentirse seguro en la relación de pareja. Desarrollar estrategias efectivas para manejar las inseguridades personales y las incertidumbres del amor, ya que toda relación amorosa implica abrir el corazón y correr ciertos riesgos, para esto es importante trabajar la confianza en uno mismo, en el otro y en la participación y esfuerzo de ambos en la relación. Como dice Michelle Scheinkman “hacernos cargo de nuestros miedos y vulnerabilidades de forma que no sean perjudiciales para la relación”.