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La intervención del psicólogo en el Alzheimer

El Alzheimer

Las principales alteraciones en la enfermedad del Alzheimer son por la pérdida parcial o absoluta de la memoria, en este caso, lo más posible es que se considere que no se puede llevar a cabo un abordaje emocional o cognitivo al adulto mayor que lo sufre. Sin embargo, también se encuentra deterioro en la comprensión oral, comprensión lectora, dificultad en la comprensión de ciertas palabras con contenido abstracto y deterioro en la escritura. Todas estas alteraciones de los procesos mentales pueden ser evaluados, estudiados y abordados por profesionales de la psicología siendo indispensable el conocimiento de sus funciones. 

 

Síntomas y prevalencia

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Los síntomas psiquiátricos se relacionan al déficit cognitivo que genera el Alzheimer e incluye las ideas delirantes, los falsos reconocimientos, las alucinaciones, cambios de humor, la depresión, la apatía, el insomnio y la ansiedad. Del mismo modo, se perciben síntomas conductuales incluyen la agresividad, irritabilidad, habla reiterativa, ser “una sombra” de otra persona y la alteración de la conducta alimentaria y sexual.

 

Al respecto, un 64,7% de los pacientes con esta patología experimentan síntomas psicológicos y conductuales, estos pueden perturbar a los cuidadores o familiares que en muchas ocasiones desde el momento que reciben el diagnóstico. Este momento se procura alcanzar lo antes posible en la evaluación médica y considera otros síntomas iniciales como la dificultad para recordar eventos y para realizar tareas cotidianas, confusión sobre el paso del tiempo, retraerse a situaciones sociales y cambios en la personalidad.

Aspectos neuropsicológicos del Alzheimer

Como se ha mencionado, la pérdida de las funciones cognitivas se da de manera progresiva y su síntoma característico es la alteración de la memoria y los cambios afectivos. A medida que evoluciona el trastorno la concentración de los síntomas va pasando de los cognitivos a los conductuales debido a que se relaciona con el nivel en que se afecta la parte neurológica.

 

Los signos y síntomas del Alzheimer se deben a daño orgánico cerebral y no son causa de otras enfermedades del Sistema Nervioso Central como enfermedad cerebrovascular, Parkinson, hidrocefalia normotensiva, corea de Huntington o un tumor cerebral. No obstante, enfermedades sistémicas que sí podrían ser causa de demencia son la deficiencia de ácido fólico y vitamina B12, deficiencia de niacina, hipotiroidismo, neurosífilis, infección por VIH o hipercalcemia; o por enfermedades inducidas por sustancias.

 

Por otra parte, es una demencia de preponderancia cortical por lo que se presenta el síndrome afaso-apráxo-agnósico y las alteraciones de la sensopercepción se relacionan con actectación límbica lo que explica la presencia de trastornos afectivos; también la pérdida de facultades del lenguaje se relacionan con fallas en la parte temporo-parietal izquierda, deficiencias de la orientación espacial, las apraxias del vestido y las constructivas son por alteración temporoparietal (derecha); y la dificultad en cuanto a tareas de memoria visual depende de daño en el lóbulo occipital.

 

Afasia 

Alteraciones del lenguaje en uno o varios de sus funcionamiento siendo estos niveles: morfológico, fonológico, sintáctico, prosódico, semántico y pragmático; se presenta tanto en expresión como en comprensión.

Apraxia

Alteración en la capacidad de ejecutar movimientos precisos que cuentan con una finalidad aún cuando sabe el comportamiento que desea ejercer, de forma genérica se señala como parapraxia.

Agnosia 

Pérdida parcial de la capacidad para reconocer determinados espacios, personas y situaciones aunque mantiene el conocimiento de ambientes familiares, personas allegadas y orientación personal.

Anomia 

Es el entorpecimiento para hallar las palabras comúnmente utilizadas y conocidas para comunicarse que puede ir de una dificultad ligera a casos severos que inhabilitan la comunicación. 

Anmesia

Pérdida de la memoria en cuanto a la capacidad para guardar y evocar recuerdos en forma de información, hechos y experiencias donde no se suele olvidar la identidad.

Síndrome disejecutivo

Déficit que se asocia al daño en lóbulos frontales afectando la realización de tareas que involucran la organización, planificación, abstracción y uso de secuencias.

 

Intervención con pacientes y cuidadores

El Alzheimer puede ser explicado como una involución funcional aunque los casos y las causas son de diversa índole. Para su intervención o tratamiento existen programas de psicoestimulación donde se elaboran planes de intervención para detener la degeneración cognitiva en etapas iniciales. 

 

En el caso de los cuidadores, por la tendencia a la dependencia que presentan estos pacientes pasan a presentar un rol importante en el nuevo estilo de vida de adultos mayores con Alzheimer. En estos casos el abordaje y/o acompañamiento al cuidador realizado por un profesional de la psicoterapia es importante ya que puede experimentar situaciones negativas como el aislamiento social, el afrontamiento del estrés y la gestión de sus propias emociones.

 

Funciones del psicólogo en el Alzheimer

Principalmente, se basa en el trabajo con el enfermo y el cuidador, también cuenta con un papel importante como evaluador y diagnosticador cuando en etapas tempranas las personas o familiares acuden a consulta psicológica o psicoterapéutica por ayuda o asesoramiento sobre sus síntomas. 

 

En este aspecto, existen unidades de psicogeriatría y unidades de valoración de la memoria de y demencias donde se puede realizar una evaluación multidisciplinaria en la que será necesario la participación de profesionales de: neurología, neuropsicología, psiquiatría y/o endocrinología, entre otros. 

 

El psicólogo puede intervenir en los programas de psicoestimulación contrarrestar la tendencia al aislamiento y la apatía, estimula las facultades que se encuentran conservadas y se enlentece la prognosis. A su vez, cuenta con un papel de asesoramiento para la familia de los pacientes durante todo el proceso informando sobre las características de la enfermedad, las medidas profilácticas que deben adoptar según va avanzando el proceso y se comunica información apropiada para el personal sanitario.

 

También, desde la psicología se pueden coordinar programas de evaluación, formación y tratamiento, así como los centros de formación sobre pacientes con Alzheimer y los factores de riesgo para sus cuidadores.  

 

Asimismo, otra de las áreas de trabajo se encuentra en la investigación ya que constantemente aparecen nuevos estudios sobre pacientes con este tipo de patologías siendo necesario continuar ampliando los registros sobre: aspectos epidemiológicos, clínica, problemática de la enfermedad a nivel sistémico y social, así como la validación de instrumentos para el psicodiagnóstico en distintas poblaciones.

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