Hablemos de Insomnio. De seguro alguna vez a lo largo de tu vida has pasado alguna que otra noche recostado en tu cama, mirando el techo con los ojos bien abiertos o dando vueltas de un lado a otro sin la posibilidad de encontrar una posición cómoda, ansioso por conciliar el sueño lo más pronto posible para lograr llegar a un número razonable de horas de descanso antes de comenzar un nuevo día. Sin embargo, a pesar de tus numerosos intentos por conseguirlo, has fallado en la tarea logrando dormir tan solo un par de horas, ya sean continuas o interrumpidas, despertándote con la sensación de no haber descansado nada, o de haber amanecido con el doble de cansancio. Probablemente, esta situación ha repercutido de manera negativa en las diferentes actividades que planeabas realizar para ese día; trabajar, estudiar, realizar algún deporte, salir, etc. Además, también es probable que haya incidido en tu estado anímico; te habrás sentido más irritable, desmotivado o incluso nervioso y ansioso.
Entonces podrías estar sufriendo de insomnio. Esto puede suceder si nos sentimos estresados, si estamos preocupados por algo, si tenemos alguna evaluación o situación importante al otro día, si estamos ansiosos o tensos. Puede también, estar asociado a ciertos medicamentos (p. ej. antidepresivos, corticoesteroides, entre otros), drogas estimulantes como la cocaína o el tabaco, o a otras enfermedades o síntomas (como dolor, tos, enfermedades cardíacas, depresión, entre otras). Incluso, puede estar asociado a una mala higiene del sueño, lo que se traduce en hábitos y comportamientos que favorecen el buen dormir (como una alimentación adecuada, ejercicio, comodidad, etc).
Sin embargo, ¿cuándo debemos preocuparnos por esta condición?, es totalmente normal sentirnos nerviosos o ansiosos por algo y que esto incurra en nuestras horas de sueño, pero si eliminamos todas las variables que estén a nuestro alcance por alcanzar un mejor descanso, y aún así esto se convierte en una problemática para nosotros, sería bueno consultar con un especialista. Todos podemos pasar por situaciones aisladas que nos lleven a este problema de manera esporádica, pero cuando esto se transforma en una constante, es motivo de alerta (podría ser una de las principales alertas que nuestro cuerpo nos entrega para saber que algo no anda del todo bien).
Entonces, ¿qué es el insomnio?
Esta experiencia está dentro de los trastornos del sueño-vigilia, caracterizándose por una insatisfacción por la cantidad y/o calidad del sueño, la cual se puede expresar en tres momentos de la etapa de descanso; problemas en la conciliación o inicio del sueño, problemas en su mantención (despertarse varias veces en la noche por un tiempo considerable), o un despertar precoz en las mañanas con dificultad para volver a conciliarlo. Como lo ejemplificamos en el primer párrafo, el insomnio causa un malestar bastante significativo en la vida cotidiana, pudiendo afectar en la esfera social, laboral, académica, anímica o de comportamiento de la persona que padece esta sintomatología. Para que esto suceda, el malestar debe presentarse de manera continua, varias noches a la semana y durante algunos meses, a pesar de las condiciones y hábitos favorables para dormir, y a pesar de no estar relacionado con la ingesta de medicamentos, drogas u otras sustancias.
Padecer síntomas de insomnio es algo cada vez más común. Se estima que alrededor del 26% de la población chilena presenta alguna alteración del sueño, aumentando este porcentaje a medida que va avanzando la edad, y presentando una mayor prevalencia en el género femenino. Es mucho más probable que padezcas insomnio si has estado expuesto a una situación estresante o traumática recientemente, tales como separaciones, enfermedades, accidentes etc. Sin embargo, también es probable que lo padezcas en caso de estar expuesto a un estrés diario menos grave pero crónico, como insatisfacción laboral, problemas de pareja, problemas en la familia, preocupaciones económicas, entre muchas. En estos casos, la mayoría de las personas que sufren insomnio dejan de tener esta sintomatología una vez cesan los estresores, pero también puede suceder que aún así continúe.
Factores que nos dificultan dormir tranquilos
Algunos estilos de personalidad con tendencia a la ansiedad y a la preocupación o la tendencia a reprimir emociones pueden aumentar la vulnerabilidad al insomnio. Factores ambientales también pueden incidir, tales como una luz poco adecuada, temperaturas extremas, la contaminación acústica, etc. La mala higiene del sueño también afecta el descanso, como por ejemplo el consumo de mucha cafeína, horarios desordenados para dormir, etc. Frente a los riesgos mencionados, es interesante analizar cuáles son nuestras estrategias de afrontamiento para disminuir estas molestias. Es común que frente a la imposibilidad de dormir, generemos un estado de hiper-consciencia a la hora de acostarnos, en el cual nos sintamos excesivamente alertas a la posibilidad de poder dormir bien, la cual al no poder concretarse, va generando mayor ansiedad al respecto y mayor frustración, y a la larga puede ir generando un miedo o ansiedad anticipatoria frente a la situación de descanso, formando un círculo vicioso a nivel fisiológico, emocional y psicológico, afectando nuestra manera de experienciar del sueño. Estaríamos hablando entonces de mecanismos perpetuantes del insomnio.
Lo anterior incide directamente en nuestro funcionamiento diurno, con mayores posibilidades de sentirnos fatigados, cansados, irritados, ansiosos, con dificultad para concentrarnos y para poner atención, afectando nuestra memoria y desempeño constante.
Podemos comprender entonces, la relevancia de tener un buen descanso, un sueño reparador. Si esto se ve mermado, con el tiempo comenzará a afectar nuestro bienestar, lo cual puede incluso llevar a otras patologías como trastornos de ansiedad o depresiones. Es muy común que el insomnio se dé en conjunto con otras patologías, a lo que llamamos comorbilidad.
Por otro lado, es interesante poner atención a que si estás experimentando sintomatología relacionada con el mal dormir, esta a su vez podría ser una alerta de que hay otras problemáticas en tu día a día, que al momento no han encontrado solución posible, forjando la sensación de estancamiento y por lo tanto pensamientos reiterativos al respecto, preocupaciones o angustia. Muchas veces, este tipo de experiencias suelen ser difíciles de percibir, y podemos preguntarnos por qué es que entonces nos cuesta tanto dormir. Lo cierto es que quizás, estés viviendo una experiencia que es incongruente con la manera en que te experiencias a ti mismo y a los demás, quizás, ha habido una ruptura en tu experiencia personal, que no permite articular tu experiencia de la vida actual. Si has experimentado algo en tu vida que no ha podido ser transformado en un sentido propio de ti mismo, tu experiencia no puede ser autorreferida y por lo tanto tienes distintas formas de expresar esta ruptura, dentro de las cuales podría existir el insomnio como síntoma, y más adelante como trastorno.
Un caso práctico
Analicemos un ejemplo: Juan (nombre ficticio), de 58 años, siente que todo en su vida va bastante bien; ha logrado numerosos estudios, tiene un trabajo en el cual le va bastante bien, está casado y feliz con su pareja, una casa propia en donde viven sus dos hijos sanos con quienes mantiene una excelente relación, tiene un círculo social cercano junto a su señora a quienes frecuentan constantemente.
Sin embargo, Juan lleva tres meses con insomnio y no sabe por qué. Se ha realizado exámenes médicos y todos indican que no hay problema alguno, por lo que no se puede explicar su falta de sueño, la cual ha ido incrementando con el tiempo y ha dado paso a mayor sintomatología ansiosa; dolor en el pecho en diversas ocasiones, colon irritable y cefaleas.
Su doctor lo deriva a un psicólogo para una evaluación, por lo que Juan comienza a frecuentar terapia psicológica. Juan, al comienzo, se siente bastante escéptico, ya que nunca antes había tenido problemas de salud, las veces que había ido al médico era por cosas puntuales, por lo que menos motivación tiene de comenzar a hablar en detalle de su propia vida con un desconocido. Sin embargo, Juan se mantiene constante, y poco a poco se va dando cuenta, de que el hecho de vivir una vida socialmente impuesta, en donde sin darse cuenta fue haciendo “ticket” a los logros esperables para cada etapa de su vida (los estudios, el trabajo, la casa, la familia, el auto, etc), no era todo lo que él anhelaba lograr a lo largo de su vida. Sin antes haber hecho una asociación corporal, ahora Juan puede distinguir su insomnio y su ansiedad como una sintomatología que surge ante el vacío que siente por no haber dado tiempo a desarrollar sus anhelos más profundos, relacionados con llevar una vida un poco más relajada, fuera de la ciudad, en donde pudiera cultivar sus intereses personales.
Juan, antes era incapaz de ver esto dado que frente a los ojos de muchas otras personas era una persona bastante afortunada; lo tenía todo. Sin embargo, ante los ojos del mismo Juan, para sí mismo, en algún punto de su vida hubo un quiebre entre sus aspiraciones personales y lo que a él le hacía sentido, dejándose llevar por logros y metas establecidos socialmente, viviendo automáticamente a lo largo de su desarrollo vital, hasta el punto en el que ya tenía todo lo esperado, pero aún así se sentía vacío. Al llevar una vida poco consciente de esto, era más difícil conectar aquello con la sintomatología actual de Juan, de índole ansiosa, en donde encontramos al insomnio. Una vez desmantelado, Juan puede ver que nuevas posibilidades de ser se abren frente a sus ojos, y Juan vuelve a transformarse en el protagonista de su propia historia, posibilitándolo entonces a tomar una decisión que cambie su condición actual relacionada con la ansiedad y su sensación de vacío, y probablemente, su insomnio.
El ejemplo anterior es una de las muchas posibilidades que cada ser humano tiene de vivenciar una ruptura en el sentido de sí mismo a lo largo de la vida. Como las infinitas posibilidades de experimentarlo, al ser cada persona única, existen también variadas formas de expresarse a nivel de sintomatología; el insomnio es solamente una de ellas.
Conclusiones
No hay una fórmula ni una causalidad para establecer a partir de un síntoma que puede tocar de infinitas maneras a cada una de las infinitas existencias que lo puedan experimentar. Sin embargo, como vemos que el insomnio va siendo cada vez más común en la población, es importante darle una mirada comprensiva para que de esta manera podamos tener un mayor acceso a nosotros mismos, y así, en caso de padecerlo, podamos también comprender el cómo es que nos va sucediendo. Justamente esto es lo que se intenta hacer en la terapia psicológica, una co-construcción entre el terapeuta y el paciente que vaya facilitando esta conexión con nuestra propia experiencia, que muchas veces, y sobre todo en el entorno social en el que nos movemos hoy en día, se torna ajena a nosotros mismos.
La intención de este artículo es justamente generar una conciencia más amplia en torno a padecimientos que se manifiestan de índole corporal, e intentar unificarlo con la experiencia completa del existir humano. Tratar de superar la división cartesiana entre mente y cuerpo, e insistir en que uno experimenta las cosas en su totalidad. Por lo tanto, un síntoma tan común como el insomnio, nos puede decir mucho más de nosotros mismos.