En el mundo del cine y la literatura muchas veces escuchamos el término “síndrome de Estocolmo” en situaciones en las que una persona o grupo de personas comienzan a sentir simpatía por alguien que en realidad atenta contra su voluntad. ¿Realmente hay procesos mentales que llevan a una persona a mostrar estos sentimientos y comportamientos en situaciones de secuestro?
¿De qué se trata el síndrome de Estocolmo?
El conocido como síndrome de Estocolmo se ha catalogado como un suceso contradictorio y paradójico en donde la persona en cuestión genera una conexión afectiva hacia su victimario como respuesta al trauma provocado por el cautiverio que puede provenir de diferentes escenarios, tales como el secuestro, el abuso sexual, la violencia de pareja e intrafamiliar, también puede ser adquirida por la esclavitud, por medio de cultos o sectas, actos terroristas; entre muchos otros casos.
El Síndrome de Estocolmo, por su siglas SIES, ha sido catalogado como una enfermedad patológica, debido a que carece de una sintomatología clínica que pueda llegar a encajar en alguna categoría patológica diagnosticable. Debido a esto, la SIES se mantiene como un trastorno identificable en los manuales de diagnóstico y se trata como un fenómeno psicológico
Características o condiciones
Para que una persona desarrolle en síndrome de Estocolmo se deben de cumplir una serie de condiciones durante en evento traumático, siendo estos los causantes principales del fenómeno psicológico, siendo estos:
- El secuestro tiene un periodo de duración prolongado, superando los 5 días y siendo capaces de durar semanas o meses.
- Los secuestradores siguen en contacto con los secuestrados, es decir, no los aíslan en una habitación separada haciendo que el victimario sea el único referente de interacción que posean.
- Los captores no reflejan una actitud negativa hacia los secuestrados, llegando al punto de ser sociables y simpáticos con la situación de los cautivos.
- El crimen cometido cuenta con una fuerte base ideológica que sustente y justifique las acciones realizadas por los victimarios, de manera que los secuestrados simpaticen con la causa y puedan identificarse con ella.
- El número de rehenes es mínimo, y la interacción que estos tienen entre sí es escasa, ya que un grupo numeroso tiene pocas posibilidades de desarrollar el síndrome.
- Debe ser inexistente todo acto de violencia y maltrato durante el periodo de confinamiento y secuestro, de lo contrario los rehenes no podrán empatizar con la situación.
Posibles explicaciones al síndrome de Estocolmo
A la fecha actual, el Síndrome de Estocolmo no cuenta con bases etiológicas oficiales que expliquen detalladamente el fenómeno. Sin embargo, se han propuesto modelos que teorizan la presencia de síntomas relacionados al Síndrome de Estocolmo, cuyas manifestaciones aparecen durante la etapa de trauma, o posterior al suceso traumático.
El síndrome de Estocolmo como respuesta universal
Aunque algunos autores del área de la salud mental y las ciencias criminales proponen que el Síndrome de Estocolmo puede ser una respuesta universal ante eventos específicos como secuestros en los que el captor se comporta con amabilidad ante el apresado, se ha encontrado según informes del FBI que solo el 27% de los casos han presentado esta paradoja.
Personas con ciertas características personales
Algunos estudios se han inclinado con que personas que han sufrido de abuso, en especial desde la infancia, pudiendo normalizar relaciones de sometimiento y privación de la libertad, pudieran verse predispuestos a sufrir del síndrome de Estocolmo al proyectar esos vínculos.
Memoria colectiva
Las teorías contemporáneas hacen mención a la memoria colectiva porque el trauma se vive en gran medida desde el inconsciente colectivo ya que en la posición de rehén el peligro y desestabilidad empujan a olvidar las ideas de rebelión y generar un perfil bajo en la vía del sometimiento.
Limitaciones y pérdida de la libertad
Al encontrarse en una circunstancia límite en la que se depende de otras personas y son otros quienes deciden sus pasos, el individuo pasa a ser un objeto que puede ser propiedad del otro. El hecho de no tener opciones viables que aseguren su vida, lo impulsa a intentar a toda costa sobrevivir, por ello la Psicóloga Domen M. plantea que el desequilibrio e inestabilidad física (control de la visión, movilidad o necesidades) y volitiva, donde se condiciona a los afectados mediante el abuso de poder y cuando se les da ciertas muestras de amabilidad se considera que “no son tan malos realmente”.
Síndrome de Estocolmo Doméstico
El síndrome de Estocolmo Doméstico hace referencia a las mujeres maltratadas por sus cónyuges, donde el victimizador es su compañero y se impregna una gran carga afectiva además de sentimientos de culpa por haber decidido unirse a esa persona. El maltrato hacia la mujer se da con intenciones conscientes y su deterioro puede poner en riesgo su salud y destruye su valoración propia.
Es característico que se combine el abuso con espacios de afecto de días o semanas lo cual genera confusión y se espera que la mejor parte del maltratador regrese cuando todo esté bien o ella se comporte según lo que este espera justificando su parte violenta.
Reacciones paradójicas
Lo que se considera como las reacciones paradójicas de estos casos es la dependencia, justificación y la dificultad para la desvinculación con la relación. Es necesario reconocer la progresiva pérdida de sí misma y la medida en que su autoestima se ha deteriorado por la manipulación y la medida en que su vínculo principal ejerce juicios sobre ella.
- En esta variante el cautiverio se da en el hogar, siendo el hombre con actitud prepotente y violenta quien dirige, condiciona o prohíbe los pasos que puede dar la mujer fuera de este espacio.
- Se aprecia una fuerte dependencia emocional que mantiene la creencia de que no puede vivir sin él.
- Los procesos a nivel cognitivo refuerzan el vínculo incongruente pero mantienen la homeostasis psicofisiológica que hace funcional a la pareja a pesar de tratarse de una relación abusiva.
- Cuando la víctima logra la separación física de su agresor su situación emocional se mantiene durante los primeros meses posteriores a la separación, ya que es difícil y requiere de acompañamiento profesional y de redes de apoyo que se comience a dar la desvinculación cognitiva y afectiva.