En los últimos tiempos la buena presencia, lo que transmitimos con nuestros gestos y las posiciones que mayormente tomamos, ha sido un tema de gran relevancia para el mundo empresarial, la oratoria y las personas que buscan generar influencias positivas en otros. Sin embargo, existe otra área de vital importancia para la comprensión del lenguaje del cuerpo y se trata del aspecto psicosocial, donde estas manifestaciones interfieren en nuestras habilidades sociales, además, para los psicoterapeutas son un espejo de las emociones reales de quienes asisten a consulta psicológica.
¿Qué es el lenguaje corporal?
Nuestro cuerpo es controlado por nosotros a voluntad, aunque en muchas ocasiones presentamos ciertas acciones automáticas de las que en siquiera nos percatamos. En síntesis, el lenguaje corporal es la capacidad innata para comunicar toda clase de sensaciones y percepciones mediante nuestro cuerpo. A este, también se lo conoce como comportamiento kinésico o sencillamente “kinésica”, con esto nos referimos al estudio de las referencias expresivas y qué mecanismos gestionan nuestros movimientos corporales, los gestos (conscientes o inconscientes) y sus variantes.
En este compendio de expresiones, no se encuentra incluído el lenguaje de signos por ser una forma de comunicación que se conforma por un sistema lingüístico sino que involucra expresiones no verbales: posturas, expresiones faciales, el tipo de contacto visual, la conducta y en aspectos generales toda nuestra actitud.
Señales corporales inconscientes
Se refieren a todas aquellas expresiones corporales que no se realizan de forma intencional y que en la mayor parte de las ocasiones no se es consciente de ello hasta que lo reconoce un tercero. Nuestras emociones se acompañan de movimientos corporales que revelan lo que sentimos, ya sea entornar los ojos o fruncir el ceño, son señales que se emiten de forma inconsciente y que también se pueden leer de forma inconsciente condicionando los sentimientos del otro.
Cuando una persona presenta incoherencia en lo que dice y cómo se expresa con su postura o sus gestos puede generar desconfianza en nosotros, aunque a ciencia cierta no sepamos decir por qué no nos gusta, la manera en que podemos concentrarnos en otras cosas y continuar percibiendo el lenguaje corporal es un campo de estudio muy interesante y de cierto modo adaptativo para nuestra supervivencia.
Señales corporales conscientes
Por su parte, las señales conscientes pueden entrenarse y dependen en gran medida de nuestra cultura circundante. En el momento en que deseamos transmitir un mensaje determinado, que como sabemos ya, podrá ser percibido por los interlocutores y generar determinadas sensaciones en ellos, se pueden implementar ciertos ademanes que al conocer su significado son elegidos de forma cuidadosa para alcanzar un objetivo social.
El lenguaje corporal y sus tipos
Algunos autores han dividido el lenguaje corporal en dos tipos para facilitar su estudio y comprensión, por ello lo dividimos en Kinésico (gestual) y proxémico. En el primer caso, hablamos de cómo los movimientos y los gestos nos permiten transmitir mensajes sobre nuestro estado interno, refiriéndonos a nuestro aspecto emocional actual y aspectos de nuestra personalidad. En este caso hablamos de cómo, por ejemplo, identificamos que guiñar el ojo es una referencia a la complicidad o que abrir la boca indica sorpresa. Otro signo menos común es el hecho de que tocarse la nariz puede indicar que la persona está mintiendo.
En segundo lugar, el lenguaje corporal proxémico abarca la información que transmite nuestra postura y qué significan ciertas distancias que tomamos con los otros. Igualmente, conocer el grado de cercanía o separación que toma una persona habla de la confianza o las posiciones de poder. Este aspecto contiene, claramente, un factor cultural fuerte y determina en gran medida lo que puede considerarse como distancia íntima, social, pública o incluso personal.
Influye en nuestro propio comportamiento
Además de mostrar lo que sentimos con los modismos que se aprecian en nuestro cuerpo, se ha comprobado en estudios del área de la psicología que las expresiones y las posturas que adoptamos también influyen directamente en cómo nos sentimos. ¿Has pensado en que pararte erguido puede hacerte sentir más seguro o crees que sólo estando más seguro podrás pararte erguido?
En realidad, la especialista Amy Cuddy y numerosos psicoterapeutas han optado por implementar y psicoeducar acerca de esta manera de mejorar la autoestima y la seguridad en sí mismos de muchas personas. Esto se debe a que verse empoderado al tomar posturas y gestos amplios ha sido una manera efectiva de neutralizar los sentimientos de indefensión. Por ejemplo, una de las principales características de la postura corporal que mantienen las personas con sentimientos de inferioridad es el encorvamiento, al contrario, andar con la mirada en alto puede cambiar la manera en que te sientes y en especial, cómo te perciben y te tratan los demás
Recomendaciones de lenguaje no verbal
Como ya hemos mencionado, el lenguaje corporal se puede aprovechar a nuestra conveniencia, aprender algunas maneras de usar el lenguaje corporal consciente nos podría permitir aprovechar estas cualidades para situaciones que la requieran.
Sonríe en situaciones donde te expreses a un público
Las sonrisas se contagian, además, de que indica y contagia sentimientos positivos asociados a la felicidad que pueden llevar a las persona a relajarse y aumentar su nivel de confianza por lo que le comunicas.
Evitar tics o movimientos repetitivos
No se trata de castigarnos por tener esta clase de errores, la ansiedad y los nervios pueden generar este tipo de expresiones inconscientes. Hacer consciente nuestra postura y los gestos que implementamos puede contrarrestar este error tras un poco de práctica.
Emplear gestos abiertos
Cruzarse de brazos y piernas demuestra que nos cerramos a las experiencias o a las personas con quienes nos relacionamos, ya sea por falta de interés o miedo. Sentarse con la columna recta y los brazos colocados de forma amplia será un gran avance para la percepción que generamos.
Tono y volumen de voz
El lenguaje no verbal no tiene por qué excluir del todo la voz, en este caso no nos enfocamos en lo que dices sino en cómo lo dices, una modulación de volumen alto y timbre neutral demostrará que manejas la situación y sientes confianza en tí mismo. Por el contrario, hablar bajo puede mostrar inseguridad o miedo y las modulaciones agudas demuestran que estás alterado.
Imitar el lenguaje corporal
Los comportamientos espejo, al ser acoplados adecuadamente, pueden hacer que las otras personas confíen en ti (lo parecido genera confianza) o que se le module para que cambie de postura, un ejercicio que muchas veces es utilizado en psicoterapia.