¿Alguna vez has tenido contacto cercano con una persona que presente un cuadro de depresión severa? Seguramente lo has tenido y quizá no si quiera te hayas dado cuenta. La mayoría de las personas que sufren de depresión no parecen estar atravesando esta enfermedad tan pesada y delicada. Se nos ha enseñado que una persona con depresión vive todo su día encerrada y sin ganas de hacer lo que debe hacer para que su vida siga prosperando, pero esto es sólo la punta del iceberg. Muchas personas permanecen en lo que es conocido como depresión invisible. ¿Puede una persona que «lo tiene todo» estar deprimida? Puede parecer que no, pero sí que es posible; e incluso es más común de lo que piensas.
Hay personas que viven grandes logros constantemente. Cuando los ves, sólo puedes ver lo excelente que es su vida laboral, económica, social y sentimental; pero el hecho de que alguien tenga éxito en todas estas áreas no quiere decir que no pueda estar atravesando cuadros depresivos constantes. El ser humano es muy poderoso; puede que no lo sepa, pero existen personas que gracias a sus experiencias mantienen un gran control sobre sus vidas de forma automática e inconsciente. Pero detrás de esa cortina perfecta, puede existir un ser con una terrible carga social y una inmensa obligación que consume cada pensamiento de su día. En otras palabras, puedes tener frente a ti al ser más «perfecto»; pero es casi inexistente la probabilidad de que te des cuenta de que dicha persona, a solas, sufra constantemente. Y cuando esto es así, es mucho más peligroso.
Un ejemplo efectivo de depresión severa
Los cambios siempre deben existir; el universo en el que vivimos permanece en constante cambio y vibración; eso debemos internalizarlo y hacerlo tan parte natural de nosotros como el acto de respirar. Una persona reacia al cambio y a la evolución, es la más propensa a sufrir cuadros depresivos. Pongamos un ejemplo simple: Fernando es un chico que a simple vista es atractivo y tiene una forma física aparentemente sana. Siempre se interesa en los demás y continuamente ayuda a todo el que puede resolver cualquier problema que tenga; les ofrece su punto de vista y todos lo quieren por la empatía que demuestra. Su relación sentimental es con una chica increíble; educada, cordial, líder y muy hermosa. Lo que nadie sabe (y que realmente nadie se imagina) es que Fernando tiene grandes conflictos internos. Gracias la forma en la que le enseñaron a crecer, no es capaz de decir lo que siente por temor a herir o hacer sentir mal a su interlocutor. Si algo le molesta o si no está de acuerdo con algo, Fernando guarda esos sentimientos y finge estar de acuerdo para no generar conflictos. Él piensa que está bien almacenar todo esto dentro de sí; pero lo que él no sabe es que esto no desaparece con el tiempo, sino que se acumula y se acumula generando en sí mismo una gran carga emocional de la cual no es capaz de contarle a nadie por la razón que ya hemos dicho. A medida que pasa el tiempo, sus problemas internos se incrementan pero sus habilidades sociales parecen permanecer intactas. Todo esto lo lleva a aprender un hábito mucho más dañino; cuando tiene un verdadero conflicto se obliga a sí mismo a cambiar de apariencia y les muestra a todos su faceta amable y cordial. Con el tiempo puede desarrollar incluso una segunda personalidad. Esa parte de si mismo que ha reprimido por tanto tiempo. Y tal cual como dice Freud; cuando reprimimos algo dentro de nosotros, esto buscará formas bizarras e inexplicables de manifestarse. Mas allá de su depresión severa, con el tiempo desarrollará muchos otros problemas si no es tratado profesionalmente.
Nos gustaría decir que los síntomas de la depresión es visible en todos los casos; pero en un principio, una persona puede tener el poder suficiente como para levantar gigantescas cargas emocionales y actuar frente a la sociedad como si nada estuviese ocurriendo dentro de sí; es por ello que antes de definir algunas características de pacientes con depresión, es necesario que se entienda que no siempre estos síntomas son visibles a simple vista.
Casi todos hemos sufrido de pequeños episodios depresivos, estos podrían ser:
- Insomnio o irregularidades severas en el sueño. Hay personas que creen que está bien dormir pocas horas en la noche, otras que se despiertan varias veces en diferentes horas de la noche e ignoran por completo sus consecuencias. Esto puede ocurrir porque a través del día, una persona con depresión permanece en un pseudo-standby, o como dirían los informáticos, en «hibernación». La energía que no consumimos en el día con emociones y actos, suele estar presente en la noche. Pero esto es solo una de las tantas causas que pueden tener de dichos episodios de insomnio.
- Irregularidades en el apetito. Desde falta de hambre hasta aumentos excesivos del mismo; es por ello que la depresión puede llevarte desde la desnutrición, la anorexia y la bulimia, hasta obtener grandes niveles de colesterol e incluso sufrir de enfermedades como la diabetes.
- Dificultad para mantenerse concentrado. No es que no puedas concentrarte, es que tu cabeza está tan dispersa en ti mismo que mantenerse concentrado se convierte en un gran reto. La determinación se ve arriesgada; te aburres de las situaciones de valor y eso nos lleva al siguiente punto.
- La pérdida de interés se convierte en el pan de cada día. La mayoría de las cosas que antes podían o te generaban placer simplemente parecen no interesarte. Te dejas caer en un torbellino infinito de emociones negativas y parece que no puedes salir de él si no es con una emoción fuerte positiva.
Estos son algunos de los síntomas más característicos de una depresión severa. Por supuesto, y como dijimos en un principio, no siempre son visibles a simple vista; por lo tanto, si sospechas que alguien cercano a ti vive en depresión, sugiérele cordialmente que asista un psicólogo profesional. Recuerda que esto puede comenzar siendo una condición, pero luego puede mutar a diferentes enfermedades físicas, afectando la integridad y la vida en general de aquellos a quienes amamos.