La Psicología y las otras ciencias que se dedican al ser humano necesitan de límites y un marco teórico para su ejecución. Estos límites han sido estudiados durante décadas y varían según el enfoque de terapia pero siempre mantienen ciertas restricciones. Muchas de estas restricciones se deben a las normas éticas del psicólogo y del psicoterapeuta. Esto se debe a que la psicología se encarga de un análisis profundo del ser humano donde además se le orienta a realizar una serie de actividades con fines terapéuticos según su motivo de consulta y su valoración diagnóstica.
En este caso la ética profesional es fundamental para reconocer si nos encontramos ante un buen psicólogo y aunque no contemos con experiencia en deontología existen aspectos básicos que podemos reconocer en el día a día.
bioética y ética profesional
La ética es una rama de la filosofía también llamada una “ciencia del comportamiento” ya que comprende los comportamientos que reflejan la moralidad y los límites que abordan determinadas normas de actuación para cierto grupo o persona. En tanto, los juicios de “bueno” y “malo” dependen de qué se desea proyectar y de las variables culturales por las cuales se caracteriza el espacio demográfico en cuestión.
En este aspecto, lo correcto viene a ser el uso de acciones con un objetivo claro para el ejercicio profesional, la buena praxis de los métodos que se implementan en este contexto y no contar con otras intenciones ajenas a los fines apropiados según normas morales, legales y convencionales. De este punto surge la deontología, que se encarga de estudiar la ética relacionada al ejercicio de una profesión y sus aspectos fundamentales que incluyen criterios indispensables para la toma de decisiones en casos que afectan la vida de otras personas.
Pilares de la bioética
La bioética cuenta con cuatro principios tradicionales, el primero de este es la autonomía, ya que las decisiones son tomadas de manera independiente respetando las excepciones que se dan por dilemas morales. En segundo lugar, busca incrementar los beneficios y disminuir los posibles daños que sufra la persona durante su valoración o tratamiento, sin hacer el mal de forma intencionada y tratando cada caso con igual en nombre de la justicia.
Ética del psicólogo
La profesión del psicólogo se encuentra íntimamente relacionada con la ética y la aplicación de estos principios es esencial para desempeñar sus funciones, establecer los límites requeridos y mantenerse consciente de su rol profesional en todo momento. De este modo, el proceso de evaluación puede ser imparcial y objetivo, basándose en sus conocimientos y la experiencia práctica de la psicología con justicia y transparencia.
Al ser un funcionario del área de la salud mental, el psicólogo y el psicoterapeuta representan un paradigma para la sociedad, que sin caer en el estigma mantienen un perfil profesional elaborado en base a sus funciones y a las conductas adaptadas dentro del a sociedad.
Principios éticos que se aplican en Psicología
Existen varios aspectos de la práctica del psicólogo que es importante explorar según las normas de comportamiento que durante su preparación o estudios superiores debe interiorizar y asumir. Un psicólogo comprometido y que respeta sus funciones sigue el normativo ético vigente en su país de residencia, por eso, desde la preparación académica se deben comenzar a interiorizar los siguientes aspectos:
Competencia profesional
La comunicación que se emite entre profesionales se debe de cuidar para evitar cometer actos como intrusismo profesional, ya que en caso de identificar cierta incompetencia en terceros se debe de acudir a fuentes autorizadas. Asimismo, la constante ampliación de sus conocimientos implica una responsabilidad al igual que el tiempo necesario para emitir los diagnósticos no sea reducido y se actualice a las teorías psicológicas más recientes.
Investigación científica
En el momento de realizar una investigación desde el ámbito de la psicología la privacidad de las intervenciones tienen que mantenerse con sumo cuidado y los fines de los resultados serán únicamente investigativos fuera de cualquier beneficio, siendo imposible falsificarlos o modificar la realidad obtenida. En este punto deben mencionarse otras conductas inapropiadas como tomar resultados de otras investigaciones o no utilizar el debido consentimiento informado y la debida autorización de los comités de ética locales.
Imagen como figura pública
El profesional de psicología fuera de la libertad con la que cuenta en su vida personal, debe de separar en cierta medida estos aspectos de su rol profesional al mantener una conducta social que se ajuste a su posición y actuar con coherencia a su modelo de conducta. De este modo, las habilidades comunicativas son muy importantes y el no dirigir críticas públicas a otros psicólogos.
Secreto profesional y confidencialidad
La confidencialidad como garantía de que lo dicho dentro del encuadre psicológico no será comentado o divulgado y solo se debe de violar este compromiso ante posibles daños que pueda recibir el paciente o terceros y este paso se realiza de forma anónima a ciertas líneas de contacto de emergencia. Otras acciones para limitar el acceso a su información es que la historia clínica y otros documentos tengan un acceso limitado, cuidando la información sobre su evaluación con fines propios para el paciente.
Autonomía del paciente
Las decisiones del paciente no pueden ser controladas por el psicólogo ni ningún otro profesional sin embargo se le indicará las causas y las consecuencias de su comportamiento respetando su explicación subjetiva sobre el devenir de sus acciones y acompañándolo en el camino mientras que este es libre de decidir o rechazar participar en investigaciones o técnicas que no le hagan sentir cómodo.
Dilemas éticos
Los dilemas éticos existen en todas las disciplinas, en la psicología y la psicoterapia se busca siempre el bien para el paciente o su familia aunque en ocasiones la mejor solución que puede recomendarse, siempre de forma precisa, irá en contra de algún beneficio o de la comodidad de quienes rodean al individuo. También, el derecho a conocer la verdad se amolda tanto a la edad del consultante como al estado emocional en que este se encuentra.