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Qué es el abuso emocional y cómo detectarlo

El abuso emocional es un conjunto de “dardos” verbales y físicos, muchas veces silenciosos, que son inofensivos en apariencia, pero que causan un gran daño a nivel psicológico y emocional.

Los mismos sirven para hacer críticas que hagan sentir vergüenza o culpa a quien los recibe.

Además, también pueden estar presentes ciertos comportamientos de intimidación que generan miedo y hasta pánico.

Las relaciones en las que el abuso emocional sucede son asimétricas: uno de los dos ejerce el poder por sobre el otro.

Si quieres reconocer sus principales indicadores y saber cómo actuar al respecto, entonces lee este artículo hasta el final.

Cómo reconocer el abuso emocional

Los seres humanos nos enamoramos. En ese momento todo es ceguera. Es como si el coctél hormonal nos impidiera ver más allá de lo que está a simple vista.

Pero ese grado de desconocimiento no solo se debe al enamoramiento, sino a que muchas personas se guardan cierto tipo de acciones para cuando la relación ya ha avanzado.

Difícilmente, alguien que abuse en lo emocional del otro, comenzará a mostrar estos rasgos desde el principio.

De ahí en adelante todo sucede de forma gradual. Un abuso comienza generalmente por comentarios de desaprobación. Y luego escalan y escalan.

¿Te estás identificando con lo que has leído hasta aquí?

Si es así, la causa tal vez sea que has empezado a notar sensaciones de ansiedad, de no ser suficiente para esa persona, de que todo lo que haces siempre queda bajo la sombra de algún comentario de abusivo.

Una de las respuestas comunes a este tipo de acciones por parte de la pareja es la negación o la subestimación de lo que sucede a través de frases como “seguro que lo dijo porque sentía rabia” o “claro, es que no debí haberme portado así” o “no tiene importancia”.

Algunos rasgos característicos de una persona que abusa emocionalmente de ti son:

·         Tiene expectativas muy altas en ti (no debes equivocarte).

·         Te critica por casi todo lo que haces.

·         En las conversaciones en donde ambos participan, evita que hables o te ridiculiza frente a los demás.

·         Te exige que recuerdes fechas, nombres u otros datos específicos que él o ella no recuerda. Si no lo haces, entonces te ofende.

·         Te exige que no salgas con otras personas.

Con acciones como estas, los que abusan emocionalmente del otro, invalidan a sus parejas y vuelcan siempre sobre ellas la responsabilidad de lo que sucede.

Si en la conversación descubren que no tienen la razón, entonces es muy probable que recurran a las ofensas.

Acusarle de ser egoísta, materialista, poco empático, etc., son recursos muy usados en quienes hacen este tipo de abuso emocional.

También se da el caso de quienes ponen “cáscaras de huevos”, esto significa pequeñas trampas en donde, se haga lo que se haga, siempre parecerá que habrá una razón para ser víctima de un ataque.

Otros recursos de agresión son el sarcasmo, bromas ofensivas, monitoreo constante y control de las personas con quien su pareja sale. En algunos casos, el control también es financiero.

 

qué es el abuso emocional
Una forma de abuso emocional es la ridiculización de los comentarios de la pareja. Normalmente esto sucede en conversaciones grupales.

 

¿Cuál es el impacto del abuso emocional?

Tal como muchos lo afirman, hay palabras que duelen más que los golpes.

Si nos ceñimos a la realidad, puede que esta comparación no tenga cabida. Sin embargo, sí nos da una idea clara del valor que tiene el abuso emocional hacia otra persona.

El impacto de estas acciones es grande. De hecho, una víctima puede perder la noción de sí misma.

En ese punto, ella o él pueden llegar a estar de acuerdo con la persona que los agrede y justificar que lo está haciendo porque tiene razón.

Cuando esta es la situación, se genera un círculo vicioso del que es muy difícil salir por sí solo.

Incluso el círculo de amistades está ya lo bastante distanciado como para que pueda intervenir y, aun cuando lo intente, la víctima puede resistirse a recibir ayuda.

En la víctima serán comunes los pensamientos de culpa, de desvalorización, lo cual le restará energía valiosa para buscar alternativas sanas.

El camino también estará allanado para la aparición de trastornos de alimentación, ansiedad, depresión, etc.

Consejos para abordar el abuso emocional

1.    Reconoce lo que estás viviendo

Como en tantas otras situaciones, el reconocer lo que está sucediendo es el primer paso.

Esa sinceridad consigo mismo es la primera piedra de una construcción que llevará seguramente otras más para que se convierta en una estructura sólida.

Este consejo, por obvio que parezca, es uno de los más difíciles de cumplir, pero uno de los que más satisfacciones y empuje da.

2.    Conviértete en tu prioridad

Una persona abusada suele permanecer en esa posición porque no consigue darse el lugar primordial en su vida.

El maltrato psicológico, las vejaciones, los insultos, los ataques, el control y otras manifestaciones de abuso ponen a la víctima en una posición de desventaja en la que se convierte en un actor o actriz secundaria de su historia.

La clave consiste en pasar a ser protagonista de nuevo. Si nunca se ha sido, entonces es vital un proceso de acompañamiento terapéutico para aplicarle agilidad al proceso.

 

3.    Deja de culparte

En una relación hay dos responsables, por tanto, quien abusa y quien es abusado o abusada guardan una corresponsabilidad.

No obstante, el significado de la palabra culpa es distinto porque tiene una connotación negativa que, lejos de ayudar, termina por paralizar a quien la siente.

La culpa es paralizadora y no conduce a mejores futuros.

Entiende que lo que te está pasando no te pasa porque tú lo pediste ni porque te lo mereces.

Tú intención era buena seguramente, pero no puedes controlar todo lo que los demás piensen u oculten.

qué es el abuso emocional
Conseguir un grupo de apoyo es una excelente idea para todos aquellos que consideran que no pueden lidiar solos con su situación de abuso.

 

4.    Deja de tener esperanza

El lenguaje que se utiliza en una buena parte del mundo del desarrollo personal tiene a apuntar hacia la esperanza como actitud fundamental ante todas las circunstancias de la vida.

No debe ser así. Tener esperanza en asuntos que no son tu competencia directa  te hace perder tiempo.

Renunciar en estos casos está bien y no debe ser tomado como un fracaso.

No tienes compromiso alguna con la impresión que puedan hacerse los demás sobre tus decisiones, menos si tu situación te genera sufrimiento.

5.    No te conviertas en superhéroe ni superheroína

No tienes por qué “salvar” a tu pareja ni tienes el compromiso de cambiarla.

No te compete y no sabes cómo hacerlo porque esa no es tu labor.

Quienes intentan cambiar a sus parejas o se quedan ahí esperando a que el cambio se dé, pueden poner en riesgo su integridad y llegar a pagarlo con sus propias vidas.

6.    Elabora un plan de salida con la ayuda de una red de apoyo

Hay personas que ya han vivido lo que tú y que están dispuestas a ayudar.

Generalmente se agrupan en alguna fundación o grupo capaz de ofrecer soporte y redes de especialistas en salud psicológica.

Apalancarse en ellos es una buena opción en momentos en los que se está aun más vulnerable que de costumbre.

No temas pedir ayuda. Quedarte en el sitio en donde estás puede ser una decisión de alto riesgo. Intentar mediar con la persona que abusa también.

 

Conclusión acerca de qué es el abuso emocional y cómo detectarlo

Para cuando alguien se hace consciente del abuso emocional del que está siendo víctima, en la mayoría de casos ya ha pasado por varios capítulos de violencia.

Por decirlo de algún modo, la costumbre y la falsa idea de que eso es algo normal, dificulta el proceso de cambio.

Además, una buena parte de la sociedad aun ve la permanencia con una pareja como un símbolo de éxito.

La equivalencia compleja es “a mayor cantidad de tiempo juntos, mayor éxito”.

Esta idea errónea le pone un freno social a quien quiere darle un giro a su situación de víctima de violencia.

Por último, algunos desestiman la ayuda psicológica porque la consideran exagerada. Es como si hubieran normalizado el problema al punto tal de que el mismo debería resolverse solo, sin mayor intervención ajena.

Si estás en una situación como la que describimos en este artículo  o conoces a alguien que lo esté, nuestra primera recomendación es la búsqueda de ayuda oportuna, bien sea legal, terapéutica, grupos de apoyo o cualquier otro ente relacionado.

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