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El síndrome de Tourette: ¿Qué es y cómo reconocerlo?

El síndrome (no tan conocido) de Tourette es uno de esos trastornos poco difundidos.

Si bien en los últimos años se conoce más información al respecto, tiempo atrás no fue así.

Tal vez por eso las personas que lo padecían eran incomprendidos, al menos más de lo que son hoy en día.

Recientemente se le dio visibilidad gracias a TOC, la película de Netflix en donde se abordan de manera jocosa algunos otros trastornos psicológicos.

A pesar de las críticas negativas que pueda haber recibido esta película y de los clichés en los que incurra, es un paso destacable.

 

Qué es el síndrome de Tourette

El síndrome o trastorno de Tourette comienza en la niñez y sus características reconocibles son los movimientos y/o vocalizaciones involuntarias y repetitivas.

Su nombre es en honor Georges Gilles de la Tourette, reconocido neurólogo francés que hizo sus primeras descripciones en el año 1885.

Debido a que comparte rasgos con otros trastornos, es frecuente que se le asocie con Trastorno Obsesivo Compulsivo y con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.

Si llevamos esta descripción a números, nos conseguimos con que un 86% de los niños con Tourette, tiene, en efecto, una condición adicional a la de base, casi siempre TOC o TDAH.

síndrome de tourette
Este trastorno suele aparecer en niños con edades comprendidas entre los 5 y 10 años de edad.

 

Cuáles son los síntomas 

La forma más reconocible de este síndrome es la presencia de tics.

Precisamente, es esta serie de movimientos repetitivos y continuos, de carácter involuntario o semi-involuntario, la que lo ha hecho visible en la cultura popular.

Si nos referimos al ámbito clínico, estos tics tienen una clasificación que resulta útil conocer.

Tics motores

Muchas personas que padecen el síndrome manifiestan que antes de cada movimiento experimentan malestar físico.

Aun así, llevarán a cabo el tic sin importar el contexto en el que estén, lo cual suele generar incomodidad en las personas que desconocen que no es algo voluntario.

Los tics motores se clasifican de la siguiente forma:

Tics motores simples: son simples porque en su ejecución solo interviene un músculo o grupo de músculos.

Normalmente se trata de movimientos de nariz (como si la estuvieran arrugando) y de parpadeos distintos a los que estamos acostumbrados a ver.

También puede identificarse movimientos más prolongados como movimientos de hombros o apertura de boca e, incluso, los hay aquellos que se dan durante un periodo más prolongado, por ejemplo, la flexión y extensión de una extremidad.

Tics motores complejos: en este caso los movimientos son más notorios y, por decirlo de algún modo, estridentes.

Aquí se incluyen saltos, movimientos de lanzar algo, toques y hasta golpes. Además, pueden incluir gestos obscenos sin importar la situación en la que estén o si están molestos o no.

 

Tics sonoros o fónicos

En este tipo de tics se incluyen los sonidos hechos con la boca o bien a partir de las cuerdas vocales (la boca no siempre tiene que estar abierta para que emitan el sonido).

Al igual que en los tics motores, los tics fónicos puedes ser simples o complejos.

Tics fónicos simples: en esta categoría se incluyen los ruidos o las expresiones que no tienen sentido. Por lo general, se trata de soplidos, carraspeos, gestos de querer olfatear, hipo, gruñidos o tos.

Tics fónicos complejos: la muestra que más se ha popularizado del síndrome de Tourette es justamente esta. Esta categoría se refiere a obscenidades, declaraciones o comentarios alusivos a lo que otros dicen. Normalmente es por esta subcategoría de tics que los que desconocen el síndrome se sienten ofendidos.

Los tics suelen disminuir en tono y frecuencia cuando el niño está distraído, pero pueden reaparecer de forma repentina e intempestiva

Lamentablemente, algunas personas intentan que quien padece el síndrome suprima los tics. Las consecuencias de esto es que luego aparezcan con todavía más fuerza.

síndrome de tourette
Los gestos obscenos de forma involuntaria también pueden formar parte de los síntomas del síndrome de Tourette.

Diagnóstico del síndrome de Tourette

Se considera que este trastorno es poco frecuente,  pero detrás de esto pudiera estarse incurriendo en un error, pues puede que haya un buen número de casos no diagnosticados o diagnosticados de forma errónea.

De cualquier modo, las cifras indican que ocurre en menos del 1% de la población y que es hasta 5 veces más común en hombres que en mujeres.

La edad en la que se hace evidente es entre los 5 y 10 años, con una notable tendencia a mejorar al final de la adolescencia.

Incluso un número pequeño de personas deja de tener síntomas.

Debido a las características que mencionamos, el síndrome de Tourette se considera un trastorno infantil.

Lamentablemente, entre un 10% y 15% de los afectados seguirá con síntomas a lo largo de su vida.

El medio en el cual se recopilan los principales datos de diagnóstico es el DSM-V.

Los principales rasgos que indican su presencia son:

  • Aparación de tics antes de los 18 años
  • Que de estos tics 2 o más sean motores, aun cuando no sucedan al mismo tiempo.
  • Haber tenido los tics durante al menos 1 año y que ocurran la mayoría de días de la semana.
  • Haber tenido los tics durante al menos 1 año que ocurran varias veces durante el día.
  • Que estos síntomas no estén asociados al consumo de algún medicamento ni al diagnóstico de afecciones como convulsiones, enfermedad de Huntington o encefalitis posviral.

Causas del síndrome de Tourette

Aunque las causas asociadas al síndrome de Tourette no están claras, los principales indicios apuntan a que se trata de anomalías en la comunicación de neuroquímicos como la serotonina y la dopamina.

Al respecto, algunos estudios han revelado un funcionamiento anómalo de los ganglios basales.

La genética pudiera jugar un rol importante, pues se ha determinado una mayor predominancia en personas que tienen familiares cercanos con tics, TOC o TDAH.

Otros rasgos distintivos de personas con  Tourette pueden ser los siguientes:

·         Ansiedad

·         Comportamiento antisocial

·         Depresión

·         TDAH

·         Dificultades para dormir

·         Agresividad

·         Pocas habilidades para gestionar de forma adecuada la frustración

 

Principales tratamientos para el síndrome de Tourette

Lo primero que hay recalcar es que no hay una cura para este síndrome. Los tratamientos farmacéuticos están destinados a ayudar con el control de los tics, pero no con su eliminación.

El abordaje principal se realiza con terapias conductuales. Algunas de ellas son:

·         Reversión de hábitos: es una intervención conductual en la que se abordan las conductas impulsivas para revertirlas a través del entrenamiento. La idea es conseguir una respuesta voluntaria que compita con la involuntaria para reemplazar el tic.

·         Intervención conductual integral para los tics: es una terapia basada en estudio de la conducta en la que no solo se incluye la reversión de hábitos, sino que también las técnicas de relajación y la educación.

·         Capacitación para el círculo cercano: como en casi todo trastorno de la conducta, el afectado no es solo quien lo padece sino el círculo a su alrededor. Lo primero que se trabaja son estrategias de afrontamiento para que los familiares brinden apoyo. Además se les entrena en el empleo de técnicas de refuerzo positivo para favorecer una mejora en el comportamiento del afectado.

 

Conclusión acerca del síndrome de Tourette

Como en cualquier trastorno, nuestra recomendación es que si crees tener esta condición o si conoces a alguien de quien sospeches que la tenga, tu primera opción sea un especialista en el área.

Por otra parte, si te relacionas con alguien que ya tiene el diagnóstico hecho, ten en cuenta que lo que le sucede es involuntario.

Actitudes como la empatía y la comprensión son fundamentales para hacerle la vida más fácil.

 

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