La existencia de inteligencias múltiples se ha vuelto palpable gracias a la variedad creativa que existe en el mundo y la gran receptividad que los medios aportan a todas las áreas de desempeño intelectual y artístico. En las últimas décadas la inteligencia emocional ha ido incrementando su importancia para el desempeño en un medio laboral, social y en aspectos personales que favorecen la salud mental.
Al igual que otros tipo de inteligencia, esta mengua de un individuo a otro en relación a características personales, educativos y estilos de crianza. Aún más, podemos concentrarnos en aspectos fundamentales que intervienen en el desarrollo y práctica de habilidades sociales relacionadas a las emociones. Descubre las claves para aumentar tus niveles de inteligencia emocional.
Conciencia de las emociones
¿Has oído decir que algunas personas parecen más sensibles ante procesos propios y externos? Esto no es sinónimo de que alguien sea vulnerable, percibir y comprender las emociones es una capacidad cognitiva que representa un indicador de inteligencia emocional. Esta, se puede presentar con tendencia a dos formas elementales no excluyentes que más bien se complementan:
- La inteligencia interpersonal, donde la facilidad de comprender las emociones de otros y tenerlas presentes al momento de comportarse o actuar.
- La inteligencia intrapersonal, que se refiere al entendimiento de las propias emociones, como considerarlas en el proceso de toma de decisiones y regular las reacciones que tenemos a partir de ellas.
Tomar en cuenta las emociones potencia la manera en que nos desenvolvemos en la vida diaria, disminuye los inconvenientes interpersonales, incrementa la motivación y el liderazgo. Además, es muy importante para dinámicas sanas en torno a la familia, las relaciones amorosas e incluso con compañeros de trabajo.
¿Cuándo se desarrolla la inteligencia emocional?
En los últimos 20 años se han incrementado exponencialmente el número de estudios científicos relacionados a la inteligencia emocional. En su mayoría estos se han enfocado a la vida personal de quienes conforman la muestra y al aprendizaje emocional que recibieron durante la infancia y adolescencia.
Aunque es posible encontrar algunos factores biológicos para la inteligencia emocional, que incluyen la participación de hormonas, la amígdala y el hipocampo para el desempeño de las emociones, hay un gran índice de participación en la educación emocional que se les aporta a los niños cuando se encuentran en etapas de maduración cognitiva y desarrollo de sus habilidades sociales.
El reconocimiento de las emociones comienza a desarrollarse en la primera infancia cuando el niño puede reconocer expresiones faciales de alegría o tristeza pero la estimulación debe de seguir estimulándose a medida que crece desde la preparación para resolver circunstancias problemáticas de manera adecuada y regular sus propias emociones. Es importante darles espacio para sentirlas y también validarlas, afrontar las emociones con ejemplos y fomentar el desarrollo de la empatía marca la diferencia en cuanto a su nivel de inteligencia emocional y la calidad que tendrán sus relaciones futuras.
5 claves de la inteligencia emocional
Para poder integrar de manera más simple los aspectos que implica la inteligencia emocional y llevarlo a la práctica. Mejorar nuestros niveles de inteligencia emocional no se parece a querer incrementar el Cociente Intelectual, somos capaces de sensibilizar nuestros sentidos y hacer consciente esa capacidad para desarrollar habilidades en torno a las emociones.
Muchas veces los conflictos emocionales tienen su base en el escaso reconocimiento de nuestro propio sentir ante las diversas situaciones, por eso toma en cuenta las siguientes claves en las cuales puedes enfocarte si deseas mejorar tu inteligencia emocional.
Autoconocimiento de las emociones
El autoconocimiento se basa en lo intrapersonal y es el punto de partida para poder reconocer las emociones. Aunque suena algo obvio muchas veces evitamos tomar conciencia de lo que sentimos, intentamos ignorar experiencias dolorosas o dejamos pasar situaciones que nos afectan emocionalmente. Practicar la autoescucha y evaluar cómo nos sentimos es un aspecto fundamental para incrementar nuestro bienestar.
La autogestión de las emociones vendría siendo el paso siguiente a reconocerlas y la meta para apreciar cambios perceptibles. No desbordarse por emociones intensas y cambiar la forma de posicionarse ante ellas incrementa la confianza en nosotros mismos, nos convierte en personas más flexibles y hace posible afrontar la frustración.
Además de incrementar la inteligencia emocional nos encontraremos con mayor cantidad de herramientas para asumir los retos personales y de ese modo se pasará a un estado de ánimo agradable, podrás valorar tus propios procesos y tomar un lapso de tiempo entre cada reacción para reflexionar acerca de lo que te motiva a actuar de esa forma.
Motivación
Las personas que se destacan en lo emocional tienen mayor facilidad para la automotivación. La motivación interna es un aspecto muy importante para mantener nuestra rutina y establecer hábitos, fuera de encerrarnos en una zona de confort los hábitos saludables preservan nuestra estabilidad y nos ayudan a tener una estructura para poder realizar cada tarea importante en el día.
Empatía
Muchos sabemos que la empatía es la capacidad de ponernos en los zapatos del otro pero ¿realmente somos empáticos? Se trata de la habilidad interpersonal para comprender cómo se siente el otro en consideración de su situación personal y por qué puede actuar de la manera en que lo hace.
Del mismo modo, se trata de utilizar este conocimiento para considerar qué decir ante tales situaciones y considerar no realizar comentarios o acciones que puedan afectar a esa persona. La empatía nos acerca un poco más a la humanidad.
Administrar las relaciones interpersonales
Nos encontramos inmersos en la sociedad y dependemos en muchos factores de las relaciones que compartimos con quienes nos rodean. Esta realidad es lo que nos une y permite a la civilización funcionar, también nos llena y nos convierte en personas dichosas.
Las relaciones que mantenemos con terceros y los sentimientos que las acompañan varían de persona en persona, pero los vínculos tienden a representarse del mismo modo. Un caos familiar, en la relación de pareja o con interacciones en tu empleo. La solidaridad, el compañerismo y la tolerancia deben de practicarse diariamente para desenvolverse adecuadamente en tus roles, reconociendo tus límites y actuando con conciencia.