El ensayo a continuación trata sobre cómo se fue gestando mi imagen personal desde la infancia, la transición de la adolescencia hasta el día de hoy, pasando por las distintas creencias e influencias que contribuyeron a su concepción. La imagen personal está fuertemente relacionada a la autoestima, tema que desarrollaré a lo largo del ensayo, ya que, en mi caso personal, es la clave para ir gestando el concepto de mi imagen, que no es rígida, al contrario, ha sufrido cambios radicales y de seguro seguirá cambiando de acuerdo al estilo de vida y entorno en el que me desenvuelvo, un factor clave del cómo me quiero ver tiene relación con el concepto de autoestima. Varios autores ya han hecho prevalecer la creencia que la imagen personal va de la mano a cuanto me quiero, cuanto me valoro, cómo quiero que me vean, o cómo me siento más cómoda, es decir, de acuerdo a los altibajos que presenta la autoestima en las personas.
Desde la década de los 80 y especialmente en esta última década, se puede observar que el concepto de autoestima ha pasado de ser uno de los términos más utilizados, en ámbitos no específicamente psicológicos, si no, también puede hasta determinar el éxito personal del sujeto. En cambio, el autor Daniel Goleman, explica como uno puede comenzar a conocerse, a través, de los propios sentimientos o personalidad, al momento de ponerlos a prueba y como uno va controlando sus emociones a medida que nos vamos conociendo a nosotros mismos. Además, en el cuarto capítulo de su nombrado libro “Inteligencia Emocional”, destaca diversas situaciones cotidianas, en donde, se deja claro que las personas tienen diferentes maneras de percibir la autoestima y como lo demuestran al entorno. “Alexitimia del griego a -, que significa “carencia de”, y de lexis, que significa “palabra” y thymos, que significa “emoción”. Estas personas carecen de palabras para expresar sus sentimientos” (Goleman, 1997, p.72).
¿Cómo se entiende el autoconocimiento desde la Psicología?
Otro punto importante, es la estricta relación que existe entre un tema tan personal como es el auto conocerse con la psicología clásica, es decir, desde que se creó la psicología como ciencia, se comenzaron a gestar diversas teorías de cómo las personas van adquiriendo el conocimiento respecto a cómo es el Ser por naturaleza. Si voy un poco más a la historia de la psicología hacia las estructura de los paradigmas, basándonos principalmente en la epistemología podemos señalar que es “Relación entre el sujeto cognoscente y el objeto a conocer. La construcción del conocimiento. El estudio crítico de la ciencia, del conocimiento” (Montero, 2001).
Aquí el autor menciona que en la epistemología tiene relación entre el mundo en el cual se vive y el individuo, relacionándolo a el tema de la autoestima e imagen personal debido a que a partir del ambiente o mundo en que se vive se puede ir armando el propio conocimiento, es decir, que su estudio está basado en las experiencias entre los individuos como en rasgo de la ansiedad, el autoestima y agresividad y por otro lado ingresa la ética donde da a demostrar cuales son nuestros valores.
Un primer elemento a considerar, es que cada uno comienza por identificarse personalmente desde que somos pequeños en edad, es decir, del cómo comencé a explorar sobre mi propia imagen personal. El concepto de “mi imagen personal” se comenzó a gestar cuando tuve conocimiento de mí apariencia, que fue alrededor de los cinco años, recién había ingresado a la educación pre-escolar, es ahí cuando comencé por experimentar cambios en mi persona. Me gustaba, en particular, elegir lo que iba a vestir en el día, identificar los colores que me parecían atractivos, la música que principalmente tuvo gran influencia en mis gustos, entre otros elementos que comencé a ver, a través, de mi propia perspectiva sin la necesidad de tener a mis padres u otros cercanos indicando que debía usar, debo considerar que, en mi caso personal, siempre tuve la libertad de escoger lo que me hacía sentir más cómoda.
Como hija única no tuve contacto con muchos niños de mi edad, sin embargo, al llegar al sistema educacional, y realizarse actividades extra curriculares, los niños debían asistir con ropa informal -o de calle- como se conoce en la jerga popular escolar, con esto pude observar el esmero de las madres por hace que sus pequeños fuesen ordenados, o bien, con ropa de moda o clásica, cada uno presentaba un estilo muy particular de acuerdo a las creencias e influencias familiares. Muy pocos chicos de esa edad son conscientes de su imagen y se visten como les dicta su núcleo más cercano.
Siendo muy pequeña comprendí el impacto que provoca los cambios que realizamos a nuestra imagen y cómo el entorno está alerta a ellos, ya sea, cambios de estilo, ropa, peinados, etc. Muchas veces, del cómo nos ven, depende cómo se va gestando hasta nuestra personalidad. Por ejemplo, el juicio que realiza la sociedad afecta significativamente nuestras creencias, sentimientos y actitudes. Los niños poseen una honestidad, que muchas veces tachamos de crueldad, si un niño le dice a otro que está gordo, feo, desordenado, despeinados, o bien, utiliza sobre nombres para llamarlo, y el pequeño a quien se realiza estas observaciones es vulnerable a la crítica, le afectará sobre manera, e incluso podría ser motivo para crear desmotivación generalizada en la etapa escolar.
Acá se hace necesario crear las instancias en el sistema educacional actual, que considere en sus ramas, el enseñar desde pequeños a los niños a quererse y apreciarse como son, a buscar la belleza en cada persona, más allá de cómo luzca, a primar sus valores personales y familiares, por sobre el juicio de valor que pueda hacer la sociedad sobre ellos.
En su estudio González (1999) concluye que:
Desde esta definición podemos decir que en la medida en que un sujeto piensa y se valora positivamente, se autoacepta y se siente competente para afrontar retos y responsabilidades que la vida le plantea, su autoestima es alta. Cuando un sujeto se autoevalúa negativamente, se autorrechaza y autodesprecia y se considera incapaz de resolver con éxito cualquier tarea o situación, su autoestima es baja (224).
Ya en mi etapa pre-escolar, pude comprender -como la mayoría de los niños- que soy sensible a la crítica del cómo me ven los demás. Aunque en la mayor parte de las familias los niños pequeños son objeto de críticas relativamente positivas, como: “mi hijo es tan inteligente”, “mi hija es la más linda del curso”, etc., las críticas negativas fuera del círculo familiar siempre existirán. Desde niños la sociedad los va impulsando a tener que enfrentar las observaciones negativas de la mejor forma, para tratar de no dejarse apabullar. Ya transcurrida mi etapa pre-escolar tuve la conciencia que quería tener mi propio estilo, buscaba verme como los artistas que escuchaba, tratando de imitar sus peinados y su forma de vestir, esto me creaba una sensación de bienestar y aceptación de los demás.
Avanzando durante el periodo de pubertad -en la enseñanza básica-, continué considerando que las influencias externas de moda como “Pokemones o Emos” eran la mejor forma construir mi imagen personal, sin embargo, también fue una etapa muy sensible respecto a qué cosas me gustaban o no de mi cara y cuerpo, poniendo en juego el delicado tema de la autoestima, que en mi caso, no fue positiva, ya que, ahora analizando desde la perspectiva, el atravesar por el divorcio de mis padres trajo consigo el conflicto de la creencia errónea que tus padres ya no te quieren, eso caló hondamente en mi autoestima, que dejó sus estragos en la forma de percibir mi imagen y lo que reflejaba a los demás. Para un pre-adolescente es muy difícil entender que los padres se divorcian entre sí, pero no se divorcian de sus hijos.
Mi caso…
Durante mi periodo de adolescencia en la enseñanza media, comencé a desarrollar un estilo totalmente distinto, fue un periodo de rebeldía total, que se reflejó en mi estilo, gustos y apariencia personal. Pasé de una apariencia popular a una radical, influenciada por distintas tribus urbanas, como Punk, Dark y Trash.
Actualmente conservo los gustos musicales de ese periodo, pero mi apariencia personal ha pasado a ser una más clásica, al analizar, considero que este cambio se dio en conjunto a una valoración más positiva de mi autoestima, el creer y sentir que una separación no necesariamente destruye los lazos familiares, al contrario, los puede afianzar y crecer ha generado más confianza en mí misma, y eso, inevitablemente, se refleja hacia el exterior en mi apariencia personal, haciéndola más relajada y cómoda. Ya no siento que deba demostrar nada a nadie constantemente con mi imagen, solo a mí misma, a través de mi propia autoestima siendo la “valoración positiva o negativa que el sujeto hace de su autoconcepto, valoración que se acompaña de sentimientos de valía personal y autoaceptación” (González, 1999, p. 217).
Ya concluyendo el ensayo sobre el cómo se fue construyendo mi imagen personal, puedo determinar he logrado recordar y analizar el cómo me veo en la actualidad, nunca antes consideré importante sentarme a reflexionar sobre el tema. Claramente ha sido un trabajo que me ha dejado con la satisfacción que cada día me conozco un poco más. Quiero mencionar, además, que los talleres del ramo de autoconocimiento, me han ayudado a reflexionar en lo importante que es conocerse a sí mismo, por ejemplo, aprendí a identificar cualidades sobre mi personalidad, que antes no había logrado comprender.
Por último las actividades realizadas en cátedra que he tenido hasta el momento en la universidad en el ramo de Taller de Autoconocimiento donde he tenido que compartir muy seguido con mis compañeros, aprendiendo a conocerlos cada día más, una de las actividades que más me ha sido dificultosa es el hecho de realizar el test de autoestima donde me han pedido dibujarme a mí misma y a la vez dibujarme como me ven los demás reconociendo cuales son mis fortalezas y debilidades, estos dos ejercicios me han sido de mayor complejidad debido a que a veces no puedo reconocer lo bueno y lo malo de mi persona lo que tal vez puede delatar que no tengo bien claro sobre mi imagen personal, pero al mismo tiempo el hecho de compartir con mis compañeros he aprendido a demostrar más personalidad frente a ellos.