El objetivo principal de este artículo es dar cuenta las deficiencias que se presentan en el modelo descriptivo biológico, y como esta corriente ha dominado durante los siglos.
En este contexto, resulta de vital importancia conocer las motivaciones centrales en la historia de la psiquiatría respecto del desarrollo de estrategias terapéuticas que permitan aliviar o curar los trastornos mentales y las condiciones de sufrimiento patológico que se manifiestan a través de síntomas de tipo psicológico, es decir, como disfunciones del pensar, de las emociones y de las conductas.
Analizaremos de manera alternativa el modelo psicoanalítico dinámico, conociendo sus principales características, la forma de operar de este sistema, como una alternativa al dominio de la de la corriente descriptiva.
Por último se indagará en los instrumentos de medición alternativos a los más conocidos, rompiendo el paradigma clásico, bajo la perspectiva subjetiva del individuo, a través del relato, del sentir, del pensar.
Evolución de la psiquiatría descriptiva
Los servicios de salud mental en América latina, El caribe, Estados unidos y Europa utilizan como referencia al DSM y CIE. Este último entrega una clasificación general de las enfermedades, mientras que el primero es un manual de figuras estrictamente psicopatológicas. Ambos textos surgen a mediados del siglo XIX para establecer una clasificación que contempla las enfermedades existentes, intentando marcar un dominio sobre la totalidad de los cuadros psiquiátricos, influidos por la biología. Es esto a lo que se le denomina psiquiatría descriptiva. Durante el transcurso de los años la OSM intentó establecer criterios que garanticen la objetividad en la conceptualización de los cuadros psicopatológicos, sobre una base científica, cuya metodología está basada en la biología y en la estadística. Estos cambios implicaron que las ediciones siguientes del DMS se basaran en criterios empíricos y descriptivos; el desorden mental corresponde a una base fisiopatológica y se propone abordarlo a través de una terapia farmacológica. Con estos nuevos criterios la psicoterapia empezó a cumplir un rol secundario. Estos cambios han sido relacionados con la evolución de la sociedad burguesa, el factor económico toma una importante relevancia, y el mercado farmacológico empieza a surgir con mayor fortaleza. El nuevo orden excluye totalmente a los sistemas dinámicos (psicoanalítico).
Bajo el nuevo parámetro se sobre estima la investigación empírica presumiendo que estos son a teóricos y descriptivos, una cosa no es tener un referente teórico otra muy diferente es negarla, la neutralidad también es una posición teórica.
La psiquiatría descriptiva no incluye aspectos subjetivos de otras corrientes (fenomenológicas y psicoanalíticas) desde este punto de vista, es donde se basa la funcionalidad, desde los modelos cognitivos , dirigiéndose hasta la sustitución del lenguaje psicopatológico que poseemos por otro neurobiológico, que son más adecuados a las técnicas de la imagen cerebral.
La concepción de los trastornos mentales son exclusivamente juicios de valor, esto no se refiere a una nueva psiquiatría, para muchos los trastornos mentales, legítimamente ligada con una base objetivable. El psiquiatra descriptivo está interesado sobre todo en saber cómo un paciente es igual a y no diferente a otros con las mismas caracteristicas.
Los médicos dinámicos abordan a sus paciente de una forma, tratando de determinar que todos somos diferentes y que él es único con su problema, esto se define a como una paciente vive su propia historia de vida. Los síntomas se presentan como un sin números de experiencias subjetivas, altamente personalizadas que filtran los determinantes biológicos y culturales de la enfermedad, otorgando al pensamiento, deseos, impulsos, percepciones de otros etc.
Con el transcurso de los años la psiquiatría ha ido en evolución, mas allá de la época en el cual los terapeutas típicos pasaban sus días en la privacidad del consultorio. La evolución de esta rama busca integrar, en el contexto de las neurociencias, integrando la comprensión psicoanalítica con la comprensión biológica del fenómeno de estudio. La psiquiatría dinámica es una formulación del diagnóstico y el tratamiento caracterizado por una forma de pensar del sujeto, como también la del terapeuta, incluyendo diferentes nociones de conflictos (inconsciente, estructuras intra psíquicas).
La ODP es el instrumento muy utilizado de la corriente dinámica, implicando un avance sustancial sobre la tarea diagnostica del CIE y el DSM. La ODP plante a cinco ejes que son, la forma como el paciente vive su experiencia, la relación que se conlleva con el problema, conflicto, estructura y trastornos psíquicos, elaborado conclusiones para cada eje.
El PDM es una estructura que busca caracterizar el funcionamiento del psicológico individual, tanto en lo profundo como en lo superficial, dirigiéndose en los patrones cognitivos, emocionales y sociales de la personas. Este instrumento consta de tres ejes, patrones y trastornos de la personalidad, perfil del funcionamiento mental, patrones sintomáticos. Aunque es dudosa la cientificidad de muchos de sus postulados, se puede decir que por el momento el psicoanálisis es la única teoría del sujeto capaz de dar cuenta de todas las conductas posibles, sea normal o anómala.
A diferencia de las psicoterapias anteriores, el objetivo de la psicoterapia psicodinámica es la modificación de la estructura de la personalidad y no sólo aliviar los síntomas. Desde un punto de vista teórico, los síntomas depresivos serían el resultado de un conflicto inconsciente. La clave para resolver esos conflictos sería el análisis de la relación (transferencial) entre el paciente y el terapeuta, ya que en ella se reproducirían, «en vivo y en directo» la mayor parte de esas perturbaciones inconscientes. El objetivo de la terapia sería la elaboración de esos conflictos, lo que secundariamente traería el alivio de los síntomas.
La psiquiatría dinámica en su aplicación a la clínica ha dado lugar a numerosos tipos de psicoterapia individuales y de grupo, muchas de ellas nacidas a la luz de las necesidades asistenciales que ha generado el gran desarrollo alcanzado por la asistencia pública en las últimas décadas, constituyendo un instrumento terapéutico de primer rango, teniendo en cuenta el gran número de pacientes que acuden a los servicios de salud mental, muchos de los cuales no son enfermos en el sentido lato del término, sino sujetos con conflictos y por tanto susceptibles de tratamientos no farmacológicos. El mercado farmacológico se ha hecho muy relevante en las posibilidades económicas del sujeto, es por eso la necesidad de conducir una nueva corriente, más bien una nueva forma de hacer clínica.
Este es un proceso por definición ambiguo, que incluye tal fluidez y espontaneidad en el proceso terapéutico que hacen que ella sea difícilmente aplicable con técnicas sistemáticas, lo que haría imposible cualquier evaluación de eficacia. En segundo lugar, la investigación en psicoterapia implicaría una ruptura de la necesaria intimidad del tratamiento, lo cual podría alterar la evolución del proceso terapéutico. En tercer lugar, varios autores han mostrado que el éxito de la psicoterapia incluye múltiples variables del paciente que van más allá del diagnóstico clínico, como por ejemplo la motivación al tratamiento, la disposición a lo psicológico, los rasgos de la personalidad, las situaciones familiares y ambientales, la ganancia secundaria a través de la enfermedad, etcétera. Incluir todos estos factores implica el desarrollo de múltiples criterios operacionales, así como muestras grandes de pacientes. Por último, y a diferencia de otros tipos de tratamiento, en psicoterapia el instrumento terapéutico es la persona que realiza la terapia, lo cual introduce un importante sesgo para la comparación de resultado.
Uno de los desafíos más grandes en esta nueva corriente es popularizarse y hacerse accesibles, tanto en los pacientes, como en los profesionales del área, esto resulta un poco complejo, debido al dominio económico de la psiquiatría farmacológica.
Conclusiones
Durante muchos años la psiquiatría descriptiva ha formulado patrones en cómo definir las enfermedades mentales, intentando dominar bajo los rangos biológicos.
La medición de estos parámetros está influida por cuadros clínicos estructurados, objetivos, y descriptivos científicamente, excluyendo otras corrientes de análisis, como los es la terapia psicoanalítica, dinámica.
El sistema psicoanalítico surge como un complemento al fenómeno descriptivo, influyendo en los conflictos íntimos, estableciendo una relación más cercana entre terapeuta y paciente.
Esta corriente nace bajo los ideales subjetivos, en como la experiencia, la vivencia aborda el conflicto generado. En muchas ocasiones la neutralidad que se manifiesta en la corriente descriptiva, la objetividad, la conceptualización de los fenómenos involucra sesgos en la investigación un ejemplo claro son los neuróticos y los psicóticos. El dominio descriptivo farmacológico es un factor muy importante, tanto en lo económico, como en lo social.
AUTOR: Rodrigo Paredes