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Cómo ser feliz: El equilibrio entre el optimismo y ser realista

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como ser felizMuchas veces nos preguntamos cómo ser feliz y así a menudo despertamos con la esperanza de que ese sueño en el que estábamos disfrutando de la naturaleza, o que vivíamos en una mansión increíble, pueda hacerse realidad, olvidando por completo las preocupaciones de ir al trabajo o lidiar con los problemas del día a día.

Cuando nos damos cuenta que la historia es totalmente diferente, nos alejamos de ese sentimiento conocido como la felicidad, y simplemente luchamos contra la marea padeciendo largas horas de frustración e insatisfacción.

Por supuesto no todos los días pueden ser buenos, los malos también cuentan, pues ese sentimiento de negatividad, genera que reconozcamos el valor de aquellos momentos o pequeños detalles los cuales no nos habíamos percatado de su virtud y en sí lo felices que podrían hacernos, considerándose como un instante de autorreflexión y redescubrimiento de nosotros mismos, permitiéndonos madurar y entender poco a poco el significado de cómo ser feliz por nuestra cuenta.

Pero, ¿qué es la felicidad y cómo ser feliz?

Diversas investigaciones de universidades reconocidas como Harvard, han concluido que la felicidad es una emoción que nutre el estado de ánimo del individuo, el cual se expresa como un momento de satisfacción y alegría, que puede ser autopercibida como una medida incluso de bienestar.

Evitar el sufrimiento tanto físico como mental, así como lograr metas u objetivos de forma autónoma, también puede ser categorizado como la felicidad, de acuerdo a la filosofía griega.

Por su parte, no es sorpresa que una de las consultas más realizadas en los buscadores de Google es intentar responder cómo ser feliz, y si eres uno de ellos, no te preocupes, para muchos es una incógnita, y llegar a lograrlo no se trata simplemente de tomarse una píldora o tener mente positiva.

El entorno en donde se convive influye significativamente, e incluso hasta los factores más externos como el clima, situaciones problemáticas a nivel político, social y económico del país en donde resida, pueden generar cierto impacto en las emociones, así como su percepción de la vida.

¿Cómo se puede alcanzar la felicidad asumiendo la realidad?

La realidad para muchos es considerada como una versión un poco amarga de la vida, pero que indiscutiblemente siempre estará presente tanto lo malo como lo bueno, aunque la negatividad existente, ocasionando que algunas personas tomen principalmente esos aspectos dañinos que le hayan causado mayor impresión, dejando a un lado los detalles positivos que prevalecen en ella.

Las personas catalogadas como realistas en su mayor extremo, normalmente están caracterizadas por ser personas escépticas y que incluso pueden llamarse hasta pesimistas, por el hecho que se enfocan en encontrar principalmente los aspectos negativos de las cosas o situaciones específicas.

Ser realista no es malo, aunque todo en exceso sí lo es, y evidentemente el equilibrio está en reflexionar sobre ciertos ideales de la persona que es realista, manteniendo los pies sobre la tierra, pero que a su vez en su misma proporción, dé cabida a pensamientos optimistas y esperanzadores.

¿No es más sencillo convivir con personas que expresen su optimismo?

Claro que sí, cuando nuestro entorno nos enseña indirectamente a valorar los buenos momentos, por muy pequeños que sean, puede que hagan nuestra vida más llevadera y encontremos la felicidad plena, aumentando las probabilidades a un 15% de contagiarnos un buen estado de ánimo.

El problema está cuando nuestra mente nos hace de las suyas, e insiste en que nos comparemos con los otros, por aquellas cosas que ellos tienen y nosotros no. Pero ¿no te has puesto a pensar cuál es tu preciado tesoro? ¿Hay algo que nunca cambiarías ni por un millón de dólares? Agárrate de esos preciados pensamientos, los cuales no tienen que ser objetos físicos, igualmente pueden ser personas o recuerdos, y mantenlos presentes.

¿Qué otras cosas puedo hacer?

Cómo ser feliz depende de cada persona: sentir la satisfacción de ir al gimnasio todos los días por una semana, ver a esa persona con la que esperabas compartir desde hace mucho tiempo, estar listo para presentar un examen final, prepararte un rico desayuno, son pequeñas cucharadas de felicidad, que en definitiva marcan la diferencia, en el hecho que convivimos con nuestra realidad y la asumimos con optimismo.

Si estoy consciente de mi realidad y lo que puedo hacer, esto significa que ¿debo olvidarme de mis sueños por muy imposibles que sean de lograr?

Ser feliz no se trata de dejar a un lado las aspiraciones, soñar en progresar o cumplir alguna meta, y solamente conformarnos con nuestra situación actual, la clave está en hacer de las pocas cosas buenas, un todo, y con ellas motivarnos a seguir logrando nuevos objetivos, manteniéndonos optimistas ante la vida y el futuro.

Igualmente se deben establecer metas que realmente puedan cumplirse en base a las posibilidades o recursos disponibles, así como estar conscientes de nuestra capacidad adaptativa ante las situaciones.

Si vivimos pensando en un mundo fantasioso en el que las oportunidades llegarán a nuestra puerta mágicamente, pues estamos más propensos a sufrir de desilusión o decepción, en caso de no lograrlo.

El esfuerzo y el trabajo duro, también proporcionan a gran escala una dosis de felicidad, y evitaremos cualquier sentimiento que opaque la alegría, ya que el haber luchado por ello, cubre en gran medida la negatividad.

¿La bioquímica afecta los niveles de felicidad?

Sí, naturalmente nuestro cuerpo produce diversas sustancias bioquímicas que permiten al organismo generar un estado de ánimo positivo y enérgico, tales como la dopamina producida al consumir alimentos activadores como el chocolate, o incluso el sentimiento de estar enamorado, las endorfinas, calificada como la hormona de la felicidad, generada gracias al ejercicio físico, reírse, evocar recuerdos agradables, etc, y la vitamina D promovida por la exposición moderada ante la luz solar.

De acuerdo a la doctora en psicología Sonja Lyubomirsky, señaló que la felicidad es una ecuación, el cual el 50% depende de la influencia genética y las reacciones bioquímicas, el 10% de los factores externos y finalmente el 40%, está relacionado a nuestras acciones y pensamientos, mediante actividades intencionales, para así poder disfrutar de la felicidad como una elección.

Ser feliz nos permitirá obtener una actitud y mentalidad más abierta, positiva e incluso motivadora para lograr nuevos objetivos propuestos, aunque para que sea una emoción saludable debemos mantener dosis constantes, es decir evitar los picos de felicidad, ya que estaremos más susceptibles a padecer emociones que en contraparte nos generen depresión en su peor escenario.

AutorEleannis Aponte

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